
- ¿Qué pasa? Preguntaba el vecindario.
- ¿Que ya no quiere? -Dijo el cornudo padre.
- ¡Infame! -Dijo el hermano manso.
- ¡Ingrata! -Dijo la madre estrecha.
Clarita sin resuello ya no quiere dar su leche.
- Que tiene la ubre inflamada de tanto apretón. -Dijo el gallo.
- Que tiene el lomo caliente. – Dijo la gallina.
- Que tiene patas para correr. –Dijo la yegua.
Clarita, con una abulia pinta y con la soga al cuello volvió al chiquero.
El día clareaba.
Sergio Astorga
Acrílico/tela 40 x 60 cm.