Estaba la noche en
tierra colándose por las ventanas. El tío Flavio sentado en su sillón de
siempre se mecía de un lado a otro sin decir palabra. La noticia le partió la
memoria en dos mitades y una risa mecánica se clavó en la pared. Al paso de los
días, poco a poco ya no reconocería ni sus propias manos.
Hasta el aire guardo
silencio.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 X 30 cm.