Comenzó el desgaste en el kiosco. Tocaba la trompeta. Loco y bello sentía pena por todos nosotros que estamos ligados estúpidamente al sonsonete del diario. El balance es simple, los tonos mayores son suficientes para dar luz. Pero, siempre hay un pero, el tendero no ayudó mucho, borracho de depresión, dejó la radio prendida y todo el Universo ya está en oferta, dos por uno, canta el locutor. Karim, el trompetista, siguió tocando por convicción, sonando armonías para otro Universo.