Las voces suenan en su laberinto. Unas pocas imágenes que se escurren en un ritual que se inclina a la repetición del sueño. Con el calor la pesadilla camina y se mete en los oídos. Las moscas revolotean sumisas al encanto.
La historia es la misma, los mismos nombres y el mismo mundo que se tambalea. Una canción infantil suena en las comisuras de los maestros con insomnio.
El desencuentro son las plegarias que llenan el libro que ya leímos.
Estudiemos.