Un vigor sin cuerpo
la desmemoria de llegar a tu puerta.
Encontrarla cerrada y no hallar las llaves.
Una hilera de anchos recuerdos
revientan todos juntos.
Se acumulan en la mano
como si fueran de plastilina.
Modelan esos pómulos,
ese deseo de tocar.
El ojo de la cerradura
tiene la garganta oscura
introducen los latidos líquidos de tu sexo.
Claveles ya sordos en la memoria.
Encontrarse en la calle
queriendo nacer en otra calle,
en otro orgullo, en otro misterio.
¿Cuál es la necesidad de este reposo?