La 34, exhausta, se perdió la meta. Escuchaba pasos, silbidos, voces. Ráfagas de punzantes recordatorios. Su infancia, sin acomodo, siempre corriendo se le fue metiendo por el carril derecho. En el último sprint la rebasó con facilidad. Sus patrocinadores la increparon. Ella, sumisa ante las evidencias, se hidrató para recuperar el llanto vertido.
GIRA UN ABRAZO
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Escribir un libro es un oficio solitario como el de farero; publicarlo, una
larga paciencia como la del agricultor; promocionarlo, un intento de
explicar...
Hace 7 horas.



