A veces esa calle y yo nos entendemos.
Caminamos juntos entre sombras.
De lo alto de los arboles
baja ese frescor que identifico
letra por letra.
Las siluetas de la gente se enturbian
y calladamente piso tus escalones
que cubren el lomo antiguo de tu nombre.
Al fondo, como una alma de fierro,
un chafariz no vacila en derramar el agua.
De repente,
ese grito de gaviota
me enturbia el día.
Mañana volveré a bajarte
porque sé de íntimo
que tu y yo nos entendemos.
Fotografía Monte Cativo Porto