Lujosa la soberanía del contraste. La luz se sostiene en un cuerpo de sombras tan pesadas que la mitad del mundo se queda deambulando por el abismo. La otra parte se desvanece intangible como la nube. La mirada disfruta esa dualidad. Donde la realidad se mira gemela e inflexible. Una masa verdadera entre los planos. Luz y sombra, parlamento representado en cualquier ciudad en que vivimos perforados por su espacio.
Fotografía: Sé Catedral, Porto, Portugal