- ¿Que cantos mi pichón?
- Nada de importancia.
- ¿Ya no vaticinas?
- Nadie quiere saber.
- Dices cosas contrarias. Dales por su lado.
- No puedo. Estoy perdido.
- Oye los tambores de las estaciones.
- La tierra crepita y ya no me gusta comer insectos.
- Eres un pichón. Tienes el pico lleno de polen.
- Antes de que te disperse el duelo, canta conmigo: Pica pica picor picante ahora quiero repicar con el pico cerrado.
- Eso es un disparate.
- Pero funciona. De un pico a otro te digo, que picotear cantando es mejor que llenarse el buche de desencantado. Aprende del ruiseñor, el vuela en la muralla, sobre la piedra levanta el vuelo.
- Yo soy gallo.
- ¿Y no cantas?
- Todo el tiempo.
- ¿Entonces?
- Del otro lado ya no hay nadie.
- En esta ciudad puedes encontrar algún fragmento de espejo roto. Vamos, canta conmigo: Pica pica picor picante que no hay como estar en la ciudad con el pico completamente cerrado.
- Pica pica…
- Pégale al ritmo.
- Pica pica picor picante que no hay como estar en la ciudad con el pico completamente cerrado.