El río se entretiene serpenteando mientras
que la viña madura entre socalcos que recuerdan el talud prehispánico de la pirámide.
Aquí el sol también abraza y otro dios se fermenta. Un idilio a la intemperie
entre los genitales de la geología se vuelve paisaje. Pronto nos crece un
volumen de aire y guardamos extenuados, la sensación de tocar el silbido de lo
bello.
Fotografía: Pinhão (no
coração da Região Demarcada do Douro) Portugal.