jueves, 15 de julio de 2010

Sin reproches

Se fue sin reproches. Vino y partió como la escarcha. Hoy lo recordamos: moreno de usos, risa solitaria y esa pertinaz espada para cortar el cuello a las frivolidades. En la frontera del beso y el desencanto, construyó un delgado puente de madera balsa.
Deja una casa mental, soles sobre la arena y esa avaricia de fruta no comida.
Vio cómo desfilaba y se perdía su ciudad como esos carritos de hojalata que le regalaban los días de mercado.
Se fue sin respuestas como buen mamífero y con ese sermón esdrújulo que nunca rimó con el vecindario.
Se habrá equivocado?
Hoy lo recordamos.
Sergio Astorga


Tinta china/papel 20 x 30 cm.