La mayoría de los testigos afirman que llegaron por el sur,
pero todo mundo sabe que esos testigos eran a modo, deshonestos pues. Por unos
tragos de agua ardiente podían jurar haber visto las hazañas del Amadís de
Gaula o de Jasón en primera fila.
A la mañana siguiente las evidencias eran claras, un olor
a orín como el que se huele en los zoológicos, penetraba todos los muebles de
la sala; nuestros zapatos estaban en desorden; en el sofá una capa verde y una
corona de plástico delataban su presencia. El año anterior olvidaron unos
pantalones de seda carmín y un paquetito de incienso, del más corriente.
Yo sé que son cuatro y vienen del norte. No entiendo ese afán
de venir cada año, si saben muy bien que en esta casa ya no hacemos fiestas de
disfraces.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.