Las palabras tuvieron un sueño a pierna suelta. Hilvanaron fonemas por todo el cuerpo como una serenata al revés. No hubo palabras piadosas ni verdades medianas. Todo transcurrió sin repetir ponencias ni barbarismos cristalinos y retóricos. El cuerpo teórico saliente se pasea por los corredores de las Universidades y los parques metódicos. Vive con lo que tiene, como una maja etimológica de voces renovadas. Espabilada, ya pergeña su próxima aparición en el segundo congreso.
Mientras eso sucede viaja en sucios tranvías escribiendo grafitis en los baños. Le gusta su oficio y de un tirón se come las viejas palabras. Su soltería es contagiosa e inalcanzable.
Cada vez que deletreas la invocas así que quédate en silencio y no la molestes.