Una hoja de metal que gira y se desprende de un árbol que ha perdido el tronco y sólo sus hojas laminadas se suspenden. La luz se apoya en el aire y gira y proyecta su paso en múltiples sombras. Los sonidos se descalzan. La mirada cae, gira, se apropia de los puntos cardinales. Las voces no se escuchan. Los días parece que giran sin atributos. No sabemos donde poner las manos. Todo es espacio y gravedad volátil. La distancia se alarga y se recoge sin saber de su medida.
Los sentidos cansados, se alzan para buscar un rostro conocido pero es ejercicio vano. Hay un soliloquio que intentamos adivinar y nos ofusca. Se pude mirar el silencio y su sombra.
Son siluetas, nos decimos. Pensamos en los pétalos o en las alas de aves extintas y aurorales. Es entonces que intuimos que la brisa tiene un sustento material y eterno.
Desconozco si Alexander Calder se propuso ponerle un sombrero al aire y así dejar la charla del instante protegida.
Fotografía Sergio Astorga
Alexander Calder
Black Spray
1956
Museu Coleção Berardo. Lisboa, Portugal