Cuando niño me cansaba de jugar con los olivos. Tengo la costumbre de andar por las veredas mirando a la izquierda. Aveces encuentro novedades, algún malquerer, nunca pienso, lo mío no es pensar. Es poseer de soslayo a las ninfas que hay por los campos. Son flores que aspiro. Cuando llueve se me pierden los caminos y me voy a la cueva de mi primo Carito. Él y yo hemos cortado muchas flores. Ahora con la tala de los bosques por estúpidos que quieren levantar templos, tenemos el alma marchita.
Carito, partió hace tres meses. Yo me dirijo a ustedes para pedirles cobijo, si tienen un pequeño jardín, por poco metafísico que sea, me las puedo arreglar. Se jugar con la abstinencia. Vivo con poco, mi única riqueza es ver, no pensar.
Espero su llamado.
Tengo buen oído.