martes, 10 de diciembre de 2024

Carmen Augusta

 

Un destello terrestre con la expresión de un cátodo buscando encontrar batería, es el ánimo de Carmen Augusta. Un páramo es su historia con manchas de amor regadas por el cielo. Nunca tuvo un consuelo a su herida que página a página rimaran con el lacre.

El sueño es su casa donde lo pueril se deja en la cómoda y en el corazón de estas siestas de las cuatro de la tarde.

Los espejos tuvieron la mirada de niña, ahora los cascabeles rompen los cristales.

Las mejillas se hinchan cuando abre el libro de Ana Magdalena. Toca,  y entre partituras derramadas, vuelve el alivio, ese escorpión que la acosa se distrae.

La pesadilla termina con el segundo beso de su novio amortajado