Para Fátima Fernández
Caminando por el aire
Caminando por el aire
en sintaxis con el ave,
un globo hinchado de rojo
bailaba al son del jarabe.
Una muchacha de sal
gastaba su melodía
con notas del mineral
y risas de orfebrería.
Oteando por su ventana
con su semblante de cal
dicen que la vio llegar
en huesos y en delantal.
Que el mar se quedó sin alas
ya pregonan en Gijón,
y la escalera del cielo
se queda sin escalón.
Fátima Fernández baja
los peldaños de la infancia,
y los cuentos que contaba
un globo hinchado de rojo
bailaba al son del jarabe.
Una muchacha de sal
gastaba su melodía
con notas del mineral
y risas de orfebrería.
Oteando por su ventana
con su semblante de cal
dicen que la vio llegar
en huesos y en delantal.
Que el mar se quedó sin alas
ya pregonan en Gijón,
y la escalera del cielo
se queda sin escalón.
Fátima Fernández baja
los peldaños de la infancia,
y los cuentos que contaba
son la luz para el mañana.
Sergio Astorga
Para Miriam Jade
Con metafísica diurna,
como cascada de dudas
desayunaba blandura
y quesadillas sesudas.
Difusa en sus claridades,
cometa de su mudanza,
dejaba las vanidades
en sus recuerdos de crianza.
Con presocrático rimel
incrédula de su reflejo
se apasionaba del gospel
y del concepto bermejo.
En su tesis doctoral
apareció la huesuda
“escándalo soy”- afirmas
y con un gesto floral
ni el desplegado con firmas
le devolvió su sayal.
Con escritura aleatoria
Miriam Jade confirma:
Que la salida es oscura
no importa filosofía,
estando en la sepultura
la molécula se enfría
Sergio Astorga