Nadie pregunta lo que hay debajo de la mesa. Se olvidan que los jugos gástricos se quedan en la parte baja del cuerpo.
Ya lo decía mi tía Consuelo: “detrás del paladar se encuentra la vida”. Lo admito siempre y cuando una taza de café me acompañe en sobremesa.
“La soledad del hogar se encuentra en la despensa” dijo un día mi padre. Lo admito sin reservas.
"Si hay algo de comestible tiene que ser en compañía", aseveró mi madre cuando anciana y ella sabía de la voluptuosidad de los sabores.
A la misma hora se esconden los placeres debajo de la mesa, desde niño lo sé, por eso no salgo de ella aunque me ofrezcan otras viandas.