Entre todas las palabras, la palabra palpitar me gusta porque
contiene el anhelo. Con ella, con la palpitación, se extiende esa rara incertidumbre
que nos anima a seguir adelante.
Todo está empaquetado y listo para llevar a Vantag y
queda una sensación de dejar un vacío de espacio que se llenará en otro. Es un
salto y, los terrores o bondades de futuras miradas se confunden con esa comezón
en los parpados.
Los ecos ya me dejan un sueño tranquilo, como si todos
mis habitantes fueran de paseo.
Manantial de dudas.
Sergio Astorga