Hemos jugado con las cartas que nos han tocado en suerte y sin embargo el pecho se llenó de días. Comprendemos que por muy mala mano que tengamos, hay una emoción que nos mantiene sin abandonar la partida.
Si te sale un as, es un decir, baja la voz para que la esperanza que nos mantiene no se vuelva lapida.
Saquemos nuestras libretas, afilemos nuestro lápiz y esperemos nuestra carta ganadora.
Diciembre llegó con un posible triunfo bajo la manga.
Abrazos en juego.
Sergio Astorga