miércoles, 16 de septiembre de 2020

Pasado por agua

 


Para sus largas noches: el agua, para sus prados: la escarcha y para sus oídos la humedad de las palabras. Tan dulce su persona que sin querer mojarse vivía empapado y el agua le cubría de las rodillas al cuello. Si él pudiera decirnos qué se siente tener un ingrávida existencia, un alma fría, no pensaríamos que el calor de la hoguera es del amante la única verdad.

A él le gusta la ciudad vacía. En tiempo de lluvia descubre las alcantarillas y toma una siesta. Adora el agua. Nunca fue pez, ni marinero, pero quiso ser fuente.

Si dejas de lado tu paraguas y lo encuentras, susúrrale palabras mansas para que en el túnel del sueño no reclame su presente de agua.