Bailaban con sus cuerpos.
Había música en sus cuerpos.
Nada más pegajoso que el cuerpo.
El caracol se acurruca en el cuerpo,
en la piel
en los huesos
en el ritmo.
Un paso,
un círculo que se escurre en el piso.
El olor pegajoso del cuerpo.
Sus nombres en el ritual del cuerpo.
La melodía del calor se tambalea,
penetra como aguijón
en los húmedos cuerpos.
El ritual atado paso a paso
es la misma historia de los rituales
en la orilla de los cuerpos.
Una letanía que se festeja en el cuerpo.
Otra vez el aliento, las voces,
la historia de los latidos
en la plegaria de los cuerpos.
El ritmo de la lengua
baila por todo el cuerpo.