
Horizontes inflamados
de jícamas estrelladas.
En la mandarina del día
enamorada la lima
se despide de su caña.
Un batallón de tejocotes
ruedan en señal de triunfo,
y de una carcajada pinta
se descuelga la piñata.
Que tu sed tenga posada
y tu árbol pictogramas,
y no pierdas el camino
cuando muerdas la guayaba.
Sergio Astorga
acuarela/tinta/papel