Nació con la lengua equivocada. ÉL gustaba de llamarse conejo, no rabbit. Le gustaban las zanahorias con epazote, no las lechugas transgénicas.
Intentó por todos los medios granjeros mudar la R por la C sin conseguirlo. No se consuela ser llamado con otra lengua. Es ser dos veces renegado.
Rabbit a la parrilla fue su cruel destino.