Amigos: “Es hielo abrasador, es fuego helado”, nos dice Quevedo y en esas ando. Pongo, delante de sus ojos el hoy para el olvido de mañana, el poema que se ha publicado en el número de otoño en la Revista Estación Poesía 5.
Mi gratitud a su director Antonio Rivero Taravillo así como a su editores este bien otorgado.
A los lectores su paciente y lucido mirar, pido.
Atajo
Se ataja con la mano la desnudez.
La serpiente original se descarna
y tu y yo, a cara limpia,
perfilamos la luz de la lámpara.
En punto muerto nos deslizamos;
equidistantes los murmullos.
Los rincones extraviados.
ondulan, sueltan su máscara.
El aire devora la placidez.
La brújula busca la misma rosa,
y la mano, extraviada,
se planta en extraño hemisferio.
En el fondo siempre comenzamos,
rutinarios, ensimismados.
Con el mismo rapto furioso
cuando la noche acecha de tan parda.