Las cosas inalterables son del momento azul. Las órdenes angelicales ya no quieren reclamos ni sollozos.
No podemos recurrir ni a los hombres ni a los animales. El instinto no sirve para interpretar al mundo. Los espacios no se llenan con el anhelo de los solitarios pensadores.
Son penurias los destinos. No sabes que los brazos solo tienen ausencias. El vuelo más ferviente no tiene primavera. Las estrellas ardieron y la ola del pasado se levanta insulsa por los días. Nada de lo que tienes alcanza altura. La caída del héroe es el pretexto de los amantes de la inactividad. La erupción no es lo más antiguo. La cuerda resiste para que el cuello pueda permanecer rígido.
Escucha las voces. El colosal llamado de Gilgamesh. No toleramos su voz. Su grito nos llama. Brota desde el cavernoso principio de nuestro destino. Las inscripciones de la roca nos piden el sacrificio. Un sinfín de manos angustiadas no son alas de ángel, ni juguete infantil del vuelo. El aleteo del espacio esta vacío. Temprano nos soltamos de la teta, la leche y la dulzura. ¿Subsistiremos sin ellos?
La primera materia es la única vibración donde aprendemos. Filial consuelo, como acompañados por un vals de Felipe Villa Nueva.
https://youtu.be/g6OmYkCk11Y