Llegó de la batalla siendo un muchachito. Se ocultó su ira. Planchó su bandera y su pañuelo. Remendó su conciencia para dormir como se cabalga. Sus cuatro soles colgadas al pecho que demuestran su valor amarillo.
Ella, su mujer, secó su llanto, él le acomodó la trenza y juntos tuvieron una tiznada vida.