sábado, 5 de abril de 2025

Una parada en la ruta 25


El traqueteo del día comienza en la esquina. Un tropel de espaldas, monederos, portafolios y siluetas esperan, siempre esperan, la misma ruta 25. Estiraban sus cuellos y nada aparece. Se acerca una corbata de moño azul con puntitos blancos, pálido y flaco mira su reloj: 8.20 ya llegué tarde.

Una voz oscura, que viene de lo alto le pregunta. ¿Aquí pasa el camión que llega a Donceles?

Sí. Viene con atraso. ¿No tiene frío? Venir de camisa de manga corta cuando se pronostica nevada es un poco tonto.

Soy noruego. Tengo calor y unos copos de nieve no me espantan. Lo que me parece tonto es esa corbata de moño. Es usted un poco anticuado.

Anticuado su padre.

No se altere. Bien me decía mi abuela, de origen hispano, que ustedes hierven con poca agua.

Una sola gota basta. 

Soy Frederic, extiende su mano huesuda y blanca.

Soy Ignacio, le responde extendiendo el brazo pequeño, su mano nada en la de Frederic.

Hoy es mi primer día de trabajo. Me dedico a sistemas y transistores cuánticos. Enseñó su carné de la empresa.

Pues puede ser el último como tarde más el camión.

Para ser mi primer día comienza fatal.

Ni que lo diga. Trae su boleto. ¿No? ¿Monedas? Tiene suerte mi “Fredri” me sobra uno. Ande, súbase.