La miró de nuevo con sus vestiduras publicas. La gota de vida del otro lado del jardín: los niños jugando, las hojas de los arboles golpeando al viento. Todo es vano entre él y ella; sólo la pátina entre ellos.
Respetuoso, el metal de la tarde los acompañó para no turbar la intimidad de su encuentro.
Fotografía: Jardins do Palácio de Cristal, Porto, Portugal.
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