Katy con lúcida consciencia amaba. En todas partes su pensamiento estaba con él. Sus manos largas y sensibles reconstruían el rostro recién cortado. Al tocarlo, el olor a sangre la tumbó.
En un instante, elástico y brutal, dejó un beso alucinante en los labios amoratados de su amante.
Su temor: encontrar el vacío dentro de su cuerpo imborrable.
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