Berlangas, es amigo de Carlangas, que vive en el 129. Los dos subieron y bajaron por las mismas escaleras, comieron del mismo plato y bebieron, uno cafe y otro cerveza.
Cuando Carlangas, se fracturó la pierna, Berlangas, le dio largas y nunca fue a visitarlo. Berlangas, era egoísta y Carlangas, creía que era su deber agradecer a cada momento por lo que es o por lo que fuera a acontecer. Lo cierto, y de eso sabe, la Ramona, cuando Carlangas, se fracturó la pierna, por angas o por mangas, Berlangas, pasó una larga temporada en prisión, que es otra manera de meter la pata.
Al regresar Carlangas al numero 129, convidó a Berlangas, a beber. Durante tres días no salieron a la calle. Berlangas enseñaba su pulsera que informaba detalladamente su posición. Carlangas, conmovido, mandó hacer una placa de azulejo que colocó arriba de su puerta con el nombre de Berlangas.
Otros testigos memoriosos aseguran que, uno mató al otro en acalorada disputa. El sobreviviente puso su nombre arriba de la puerta como testimonio de triunfo.
Lo cierto es que tengo dudas, quitar la placa o dejarla. Llegar a la decisión definitiva será para mí un tormento. Por lo pronto, mandé pintar las paredes de amarillo, en tanto busco otra versión más de mi gusto.
Fotografía: por las ruas de Porto, Portugal.
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