Una enorme pedrada estuvo a punto de darle fin. No sabían que no era ratón, había un vacío en las manos que apedreaba. No es lagartija, amigos, ni tampoco cocodrilo; ni tampoco vino del desierto. Es un dinosaurio bebe, con apenas meses, no sabe defenderse, sus 48 colmillos son de leche.
Hace mucho tiempo creció como broma de niños ilustres. Nació como una víspera, su destino tuvo gloria, epopeyas triunfales en los castillos, estandartes lujosos con sus figura. Ese tiempo ha pasado. Les ruego que no avienten piedras. No se burlen, que no es ratón ni cocodrilo, es sólo un bebe de dinosaurio que se extravió al abrir el libro de las adivinaciones.
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