Un hombre dijo: he pensado en sus ojos, en la mesita de noche con las gotas para la nariz.
Otro hombre dijo: me gusta recordarla por honrada como ese sol que se oculta todos los días.
Una mujer dijo: me gusta su hombría extinta y aburrida como las tardes de ventisca.
Otra mujer dijo: lo envolvería con mi trenza, pero su brutalidad es vengativa, fermentada, sucia.
Vino después el relator y no supo que decir.
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