martes, 13 de enero de 2009

Sin patria

Cuánta sangre en tu sangre has derramado.
Cuánta palabra en tu palabrería.
Grito por grito en el oído anclado;
rencor que sala tu monotonía.

Quisiera remembrar solo y callado,
bajo la yerta luz del medio día,
las horas indelebles de lo amado:
bermejos trofeos de cacería.

Si la vida sólo espera tramar
la palabra que nombra lo que ultraja,
mi memoria se deja perforar.

Si el silencio discreto es una zanja,
los murmullos llegan a mutilar
esta silla de vértebras, de paja.

Sergio Astorga


Acrílico/tela 60 x 100 cm.

domingo, 11 de enero de 2009

Cuidado!

Memoria arterial de los cuchillos,
viene de perfil,
en coaguladas sombras
con hélices de acero:
la púrpura arrogancia de la ira.

Sergio Astorga

Acrílico/tela 60 x 100 cm.

¡PAREN ESTO!

Gaza: crimen y vergüenza José Saramago, Teresa Aranguren, Belén Gopegui y otros* . . . .
No es una guerra, no hay ejércitos enfrentados. Es una matanza. . No es una represalia, no son los cohetes artesanales que han vuelto a caer sobre territorio israelí sino la proximidad de la campaña electoral lo que desencadena el ataque. No es la respuesta al fin de la tregua, porque durante el tiempo en el que la tregua estuvo vigente el ejército israelí ha endurecido aún más el bloqueo sobre Gaza y no ha cesado de llevar a cabo mortíferas operaciones con la cínica justificación de que su objetivo eran miembros de Hamas. ¿Acaso ser miembro de Hamás despoja de condición humana al cuerpo desmembrado por el impacto del misil y al supuesto asesinato selectivo de su condición de asesinato sin más?. No es un estallido de violencia. Es una ofensiva planificada y anunciada hace tiempo por la potencia ocupante. Un paso más en la estrategia de aniquilación de la voluntad de resistencia de la población palestina sometida al infierno cotidiano de la ocupación en Cisjordania y en Gaza a un asedio por hambre cuyo último episodio es la carnicería que en estos días asoma en las pantallas de nuestros televisores en medio de amables y festivos mensajes navideños. No es un fracaso de la diplomacia internacional. Es una prueba más de complicidad con el ocupante. Y no se trata sólo de Estados Unidos que no es referencia moral ni política sino parte, la parte israelí, en el conflicto; se trata de Europa, de la decepcionante debilidad, ambigüidad, hipocresía, de la diplomacia europea. Lo más escandaloso de lo que está pasando en Gaza es que puede pasar sin que pase nada. La impunidad de Israel no se cuestiona. La violación continuada de la legalidad internacional, los términos de la Convención de Ginebra y las mínimas normas de humanidad, no tiene consecuencias. Más bien, al contrario, parece que se premia con acuerdos comerciales preferentes o propuestas para el ingreso de Israel en la OCSE. Y qué obscenas resultan las frases de algunos políticos repartiendo responsabilidades a partes iguales entre el ocupante y el ocupado, entre el que asedia y el asediado, entre el verdugo y la víctima. Qué indecente la pretendida equidistancia que equipara al oprimido con su opresor. El lenguaje no es inocente. Las palabras no matan pero ayudan a justificar el crimen. Y a perpetuarlo. En Gaza se está perpetrando un crimen. Lleva tiempo perpetrándose ante los ojos del mundo. Y nadie podrá decir, como en otro tiempo se dijo en Europa, que no sabíamos. . . . .* Teresa Aranguren, Pedro Martínez Montávez, Rosa Regás, José Saramago, Pilar del Río, Cármen Ruiz Bravo, Belén Gopegui, Constantino Bértolo, Santiago Alba Rico. Tomado de Mundo Árabe

Tomadao de http://siempreconhistorias-ballenaazul.blogspot.com/ Gracias Izaskun.

viernes, 9 de enero de 2009

Al pié del castillo

Al pié del castillo de Guimarâes
-erguida piedra entre los siglos-
las voces de batalla me llenan
el oído con su viento.

Yelmo y espada
-rústica aspiración de la victoria-
el tiempo se colma entre dos tiempos.

Don Alfonso Henríquez
-poderoso sol de triunfo y fuego-
con mano justa y noble oficio
nuevas ramas dio al árbol viejo.

Aquí… ennoblecido y sediento
con la sangre matizada
-gloria de aurora monte y prado-
se corona mi mente de rocío.

Aquí …en la húmeda roca lapidaria
quiero llegar a la torre donde habitas
con el humilde olor de la montaña.

Aquí… entre los siglos,
la pobre historia que poseo
entre rústicas palabras te la entrego.

Aquí…en Guimarães
frente al castillo:
mi espada de cristales puros,
mi blanda piel de pensamiento,
mis hábitos de tierra plana,
mis ovejas, mis cabras y batallas.
Me entrego a ti mujer,
como un clavel ya sin murallas.
Sergio Astorga


Acuarela/papel 20 x 30 cm

miércoles, 7 de enero de 2009

Apunte sobre la menstruación

Flujos carminados en su inoperancia íntima, recrean a la mancha como un hallazgo plástico, al afirmar que en accidente, se encuentra la expresión más genuina y sensible.
El torrente creativo se produce en una suerte casi lunar, que acomete sin rigor al espacio albo, para conseguir –por una fascinación formal- el contraste.
El producto plástico se modifica según la pulsación. El resultado generalmente se desecha, ya por la saturación del espacio, o porque la iconografía resulta demasiado racional.
Esta dificultad, paradójica con la libre expresión se tensa, a tal grado que durante periodos muy largos, un decaimiento maternal distrae toda preocupación artística. No obstante, la creación retoma su ciclo para recomenzar la mancha, hasta conseguir el ideal de lo perfecto.
Sergio Astorga


tinta china/papel 40 x 70 cm.

lunes, 5 de enero de 2009

La Familia Rueda

Una mañana doméstica con el horizonte circular a la entrada, los calcetines eran secados al sol y doctoral, el jefe de familia daba los últimos retoques a un par de girasoles de su jardín.
Desde la llegada de la harina de trigo, las formas redondas comenzaron a invadir los lunes; los martes la familia volvía a su estado cuadrangular, hasta que la trenza de Mariana, se enredó en una dona cuando tomaba su champurrado, ahí comenzó la transformación, sin gritos, así como pan horneado, las semanas transcurrieron redondeadas.
La familia Rueda comenzó su nueva y continúa vida, curvando sus sentimientos hasta convertirlos en puro corazón.
Examinando su suerte, la familia Rueda decidió usar sombrero para dar a su perfil el señorío de antaño, cuando el buen humor era vertical y estéril.
No tienen problemas en los desplazamientos y pueden dormir por varios días sin sobresaltos, solo dejan rodar el sueño por la pendiente del cansancio. Cuando despiertan, sólo se balancean a la derecha o a la izquierda y un movimiento continuo los anima.
Por eso los girasoles en las mañanas domésticas, buscan los curvados rayos del sol para para que la familia pueda disfrutar de un estar redondo.

Sergio Astorga

*Un día como hoy, cinco de enero, la familia Rueda, alrededor de una rosca de reyes, se acuerda de cuando su sonrisa era como su cuerpo.

Acuarela sobre papel 20 x 30 cm.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Humedad

Desgajando musgo, el tlaconete deja su baba amarillenta en un lugar inalcanzable para el niño que desespera al ver que la torpeza de la fuga es más ágil que su ingenio de emboscada.
El niño se embarra la sal en los cachetes y mira perplejo la escalada del tlaconete, que buscará un refugio en el ladrillo,
para esperar la lluvia que lo anime, como un bosquejo lunar.
En su liquidez parsimoniosa arquea su molusca forma, dejando a cada pausa, una sensación plácida y bienhechora.
El ladrillo untado de manchas rojizas y verdes desparrama humores cancerosos que se distorsionan al calor y a la penumbra. Las florecillas acotan la espesura en una frialdad que se huele, que se palpa, como terrón desmenuzado en la nariz. El olor a yerba se confunde con las palpitaciones de la marcha. La luz acaricia la baba que deja el tlaconete dejando destellos en la huella lastimosa y dolorida. Esos destellos se filtran por las antenas del tlaconete hasta percibir el lamento que campea con el himno de una voz, que se arremolina en el arrastre.
Cavilando, el tlaconete deja llegar el sueño a su blandura y calado por el frío, bosteza entre el musgo y el ladrillo.
Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 30 cm.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Chiste irónico

La hora no marca,
testaruda
obstinada
sola.

El café se derrama
infecundo
cohibido
torpe.

El ojo se pasma
inmóvil
descortés
fiero.

No se cual tristeza
es mas honda:
la que dejé
o la que llega.


Sergio Astorga
Acrílico/tela 60 x 100 cm.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Navidad

Para todos los amables y antojadizos amigos lectores y veedores, les deseo que la piñata de la noche buena les deje frutas mentales; cacahuates anímicos; naranjas amorosas, cañas valentonas; caramelos bicolores; guayabas alentadoras y, un gran abrazo de este charro por su compañía y comentarios.
Sergio Astorga

domingo, 21 de diciembre de 2008

Amar a tiempo


Paquita de mis de mis mas nobles y profundos sentimientos, quiero que sepas que hubo un tiempo lejano en que yo era otro, no lo tomes a mal. Sí, han pasado varias eras, nunca el pasado fue mas largo que el que pasó antes de darnos cuenta. Déjame explicarte.

Era la era arqueozoica, hace 3 000 millones de años; aparecieron las primeras células, intimas, tímidas, elementales, no había conciencia, ni memoria del instante.

Hace 1 000 millones de años aparecen células complejas. La vida avanza lentamente. La era protozoica jugaba en nuestro planeta - no sabíamos que iba a ser nuestro (el planeta)- y con variedad inaudita hace 600 millones de años aparecieron los primeros organismos unicelulares (todos invertebrados).
Entonces los océanos, como en el que te miro, se pueblan de primitivos peces ya con vértebras. El Celacanto ya nadaba callado entre las profundas aguas verde azules.

Llegó inevitable la era Paleozoica hace 400 millones y después de 50 millones de años de prueba, los vertebrados salen del océano y se transforman en anfibios, un poco sueño y un poco vigilia, así como mi deseo por tu persona, Paquita de mi actualidad.

Había un sólo continente: la Pangea reina en el orbe; no existe España, ni China, sólo plantas y clorofila; procesos físicos y químicos y un poco de olvido entre la tierra y un silencio de pájaros al vuelo.

A caballo entre los tiempos hace 300 millones de años los reptiles aparecen y se adueñan del planeta, desde entonces, la sangre es fría y algún resquicio en mis venas se ha quedado. Los insectos reinan ufanos, multicolores, poliformes y los dinosaurios se contagian de grandeza.

Llega con fanfarrias hace 200 millones de años la era Mesozoica con los mamíferos a cuestas, pequeños, insignificantes, casi ratones astutos y asustados. Las plantas empiezan a dar flores y los sauros empiezan a ser guapos con sus sauras y les envían perfumados regalos.

Hace 65 millones de años del cielo llegó la desgracia y los saurios quedaron como testigos fosilizados y las aves y mamíferos tuvieron tiempo de sentirse dueños de un espacio.

En la era Cenozoica llegó el que me dio posterior nombre, hace 100 000 años, ahora soy mamífero, carnívoro vertebrado, bípedo y enamorado. Disculpa si me tardé, pasaron algunos años para poder encontrarte y no pienso separarme de ti hasta la próxima glaciación.

Por las eras y millones de años que me anteceden déjame decirte que te amo.

Sergio Astorga

PDT. Por un cósmico momento a tu lado vale la pena tantas eras.

Acrílico/tela 40 x 50cm.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Le doy mi palabra

Señora Angustias tengo el atrevimiento de enviarle esta carta para explicarle, no sin vergüenza, la equivocación imperdonable que cometí al confundir su impermeable con el mío. Usted habrá notado que son del mismo color y aunque el de usted es mas grande, quiero decir, mas amplio; en mejor estado, no me malinterprete, estoy un poco nervioso, sabe, tuve una semana complicada, mi esposa, bueno mi futura esposa está con problemas de alumbramientos, quiero decir, no está grávida, no, ella es electricista, creo que es la única mujer electricista que trabaja de manera independiente y esta realizando una instalación en una fabrica de juguetes, ¿usted la debe conocer? es la que tiene el osito vestido de bombero, me refiero a la fabrica, es verdad que mi mujer es un osito, una osita, no por el tamaño por supuesto, lo digo por lo tierna y mi mujer, como ya le dije no es bombera, es electricista. Sí, fue una semana difícil y por si quedarse a oscuras no fuera poco, a mí están a punto de cancelarme la cuenta bancaria y yo quedaría literalmente en un túnel que ni mi eléctrica compañera podría solucionar. En este estado de descomposición funcional me encontraba cuando tomé por error su impermeable. Lo tomé así, al impermeable, como quien entra a su casa sin pensar en el color de la puerta, fue un acto instintivo, reconozco, a veces el instinto confunde lo que tiene enfrente de las narices sólo por hábito; recuerdo que a mi hermano Wilfredo le pasó con su “juliana”, no piense mal, no hablo de su mujer, mi hermano, tan estricto, nunca iría a confundir a su esposa, la juliana es una sopa que él gustaba mucho ¿la conoce? Es una sopa que lleva verduras, papa, zanahorias, guisantes y creo que cebolla y ajo. Un día Fredo, a él le enfurecía que lo llamara así, decía que era nombre de perro con bastardía comprobada, como mi hermano ya murió y a los muertos se les puede hablar como uno quiera, que para eso se murieron, pues le cuento que Fredo un día se comió una sopa de frijoles pensando que era de verduras. Sí señora, ¿una sopa de frijoles confundirla con una de verduras? Así como le digo. Era tanta su ofuscación, la idea preconcebida, que no reconoció al comer la sopa, la diferencia entre la zanahoria y el fríjol. Justamente a mi me pasó lo mismo. Ese día llovía, como es evidente, sino para que el impermeable, cierto es, que muchas personas usan el impermeable como abrigo, para romper el viento o sentirse investigador de algo, usted puede usar a voluntad lo que se pone, que para eso es libre o ¿no?... Pero, ese día era irrebatible: llovía y en abundancia. Al salir de la conferencia, que si me permite comentarle, me fascinó, la manera de tratar el tema, y es un tema difícil “Los hábitos sexuales de los coleópteros” da para muchas suspicacias, ¿no cree?, yo no soy biólogo, ni ecologista, yo estaba esperando un taxi y como comenzó a llover, entré al edificio, y en esas estaba cuando al mirar a mi izquierda leí en un pizarrón azul “los hábitos sexuales… no alcanzaba a distinguir las otras letras, me tapaba una señora que hablaba por teléfono, si he leído que la conferencia trataba de los hábitos de los coleópteros, tal vez regreso a la lluvia. ¿A usted le interesan los hábitos voladores? Si me permite decirlo así, supongo que usted es una especialista, o tal ves sea esposa o novia o amante del conferencista, no tiene nada de malo, no estoy levantando falsos, es solamente un supuesto, usted sabe lo que es, a mi solo me toca suponer, no importa, lo que le quiero decir es que cuando escuche la frase: “…los detalles provocan mas placer que la conclusión misma”. Sentí que las puertas de la gloria se abrían. Sentí que mi vida estaba contenida en esas palabras, por eso no me percate y tomé su impermeable en lugar del mío. En mi defensa debo decirle que usted no estaba en su lugar, la silla estaba vacía, tal vez se sintió indispuesta o fue al baño, a veces no importa dar explicaciones a los hechos, los hechos son, si los coleópteros vuelan no importa saber porque no reptan, lo que quiero decirle en concreto es que en el estado de éxtasis que me provocaron esas palabras me levante de mi silla y vi un impermeable del mismo color y lo tomé. Por supuesto que no me fijé en que no era mi silla y por tanto no era mi impermeable. Al salir a la calle sentí el impermeable un poco holgado, no se ofenda, yo soy magro como un fideo, no piense que estoy haciendo referencia a algo en particular. Al llegar a casa, vivo en la avenida de los Arcos, no existe ningún arco, todo es recto y gris, así es la realidad inconclusa y contradictoria, que pudo contarle que usted no imagine mejor. Yo vivo en el numero ocho, es una casa pequeña de color verde.
Al entrar me quité el impermeable y lo arrojé al sillón, nunca me comporto así, eso de llegar y aventar la ropa es, como decirle, de mal gusto, un mal hábito, pero ese día lo hice y mire que por algo pasan las cosas, del bolsillo del impermeable cayeron unas hojas blancas escritas en letra bold de 12 puntos, Helvética, fue entonces que me di cuenta que el impermeable no era el mío, yo escribo en Futura Light, escribir en tipos helvéticos, ni soñando. Doña Angustias, ¿le puedo decir así? Lo digo en un afán de respeto, no piense que es por edad, los textos no tienen edad real solo literaria. Doña Angustias, leí lo que estaba escrito, no lo pude evitar, espero que comprenda, nunca pensé que ese texto tuviera una dirección real y que me permitiera escribirle esta carta. Lo leí sentado en este sillón en donde ahora le escribo, es un sillón muy confortable, usted se lo puede imaginar y luego confrontar, si es que algún día quiere visitarme, hay veces es mejor contar sin decir. Me parece que usted usa la segunda persona y eso le da la ventaja de que puede ser alguien que esta dentro o está fuera, puede ser un narrador que conoce o es un monólogo interior, evita usted al narrador omnisciente, que todo lo sabe y todo lo ignora. A veces contar una historia no es solucionar los conflictos, me decía mi abuela, no era propiamente mi abuela, pero como estaba sola y sin hijos decirle abuela era como justificar su vejes, ella lo sabia y le gustaba. Ella aborrecía las historias lineales me decía que los malos libros y las malas vidas don lineales, ponía de ejemplo a mi sobrina Adriana, ella si es mi sobrina verdadera, es hija de mi hermano Fredo y tiene pelo oscuro, disculpe, estoy cayendo en el mismo error, estoy contando datos que no interesan, en fin Adriana estuvo a punto de matar a su marido con un cuchillo de cocina, todos pensaron que era por que su marido la engañaba y sin embargo fue un misterio, ella sólo sabia que tuvo un acto de rabia que la marco toda su vida y esa era su historia. Un hecho que si se explica, muere. A veces el cómo es mejor que el porqué. Los lugares comunes, decía también mi abuela, son mi condena, porque estoy vieja piensan que soy amorosa y llena de nietos y soy amarga, no gusto de los niños y no tengo el cabello blanco porque me lo pinto de castaño. Espero que no le molesten mis palabras y que el texto que escribió, porque usted lo escribió, ¿verdad?. O es usted profesora de literatura y es una tarea de la escuela de uno de sus alumnos o tal vez ese texto es de su vecino y usted indiscretamente leyó. Espero que el impermeable que esta todavía en éste sillón sea suyo y si no lo es, entonces el texto tampoco es de su autoría; en verdad ya estoy confuso. De cualquier manera si usted no se llama Angustias yo ya tengo sus síntomas. Voy a enviar el impermeable, su texto (espero) y esta carta a la dirección que viene apuntada. Si no es usted quién pienso que es, le doy mi palabra que fue muy grato platicar con usted y no pierdo la ilusión de que me conteste. Palabra que si.

El impermeable
Por razones obvias no doy mi nombre.

Sergio Astorga

Tinta china/papel 20 x 30 cm

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Horizonte

Quedará en la mar acurrucada,
sin mas tibieza
se reclinará a beber
y de su almohada nacerán
los paseos y la borrasca.

Desmayará al oído del quelonio
y engrosará
la cúpula de su paciencia,
calentado las patas
hiladas del cangrejo,
para morir en el lamento
del pelícano.

Como bálsamo,
la ola peinará sus comisuras,
y prendida como arete,
la caracola parirá murmullos.

El delfín retoza
en la corriente,
avisando que en el juego,
la lucha es apacible.

El coral de rosa reflejará
las palpitaciones de la medusa,
y encallará toda blasfemia marinera.

La tarde dejará la llama
que arde en sus arenas,
y volverá la calma,
al ver al horizonte resguardado.
Sergio Astorga


Acuarela/papel 20 x 30 cm.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Proyección

Si me ves te miro;
te puede no gustar lo que ves.
La luna me alumbra,
el sol me quema.
De perfil se afianza
alguna melancolía.
Estoy peinado,
cierra los ojos,
duerme, sueña
que el espejo
calle la imagen
de lo que pienso.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 56 x 76 cm.

domingo, 14 de diciembre de 2008

POSADA



Horizontes inflamados
de jícamas estrelladas.

En la mandarina del día
enamorada la lima
se despide de su caña.

Un batallón de tejocotes
ruedan en señal de triunfo,
y de una carcajada pinta
se descuelga la piñata.

Que tu sed tenga posada
y tu árbol pictogramas,
y no pierdas el camino
cuando muerdas la guayaba.

Sergio Astorga
acuarela/tinta/papel

jueves, 11 de diciembre de 2008

Cuando...

Cuando yo no esté porque regreso
desde la ventana de tu casa donde miro
se abrirán de nuevo flores
y un eco de mí quedará siempre.

Cuando el Duero remonte sus caudales,
el olor de mis actos
quedará impaciente
untado a tus quehaceres.

Cuando yo no esté porque regreso
tatuado de ti seré un grano
de sombra devorado y un poderoso
obelisco de abril o mayo.

Cuando el granito
tenga verdes cantos de gaviota,
un dulce brío
sentirás que te recorre,
y el ciclo de memorias
volverá a llenar
el camino de mar que nos separa.

Cuando ya no esté porque regreso
te seguiré llenando de palabras
y un poco de vida quedará
al través de la ventana.

Sergio Astorga

martes, 9 de diciembre de 2008

El come Lunas


Cada vez que el infinito se abre como un mineral y la noche enseña una cordillera de puntitos luminosos de oriente a poniente, el come lunas, con un apetito redondo y un paso intensivo, sale de su cáscara, se le olvida el habla y con sufrida sagacidad persigue el haz de luz que danza entre los híbridos verdes del bosque.
Al llegar al estanque, el corazón del sapo comienza su latido de agua; un montón de luciérnagas se marchan y el come lunas, con dos palomas como manos, abre la boca y su aliento de rama machacada, inunda de hechizos atmosféricos las diferentes fases de la luna.
Cuando veas una senda de alfalfa en la cintura de los cielos y diagramas de plata en tus papeles, recuerda que el come lunas esta inflamando sus pulmones.
Sergio Astorga

viernes, 5 de diciembre de 2008

Tres Pistas Tres

Un elefante conserva
el equilibrio del día.
¡Cuanta suerte!
Un león se pasma
ante el espejismo amarillo
¡Cuánto ardor!
Un trapecio anual se columpia ante el vértigo de plumas.
¡Cuánta fortuna!
Cumplir y descumplir, rutina feliz en el circo de tres pistas. ¿Y usted qué espera? En alguna su rutina puede mostrar. Tres pistas tres Sergio Astorga

miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Será?

Por la noche
humores imbatibles.
Una plenitud desoladora,
un pájaro nutrido en festivales;
un sol mal colgado
por el cielo,
una sorda ambigüedad de agua.

Lecciones de cristal
bajo helada luz
al abrazo del otoño.
Paz y heno:
flama que encuentra parafina.

Se escucha la armonía
de las esferas,
molienda de formas
en los negros indefensos,
y en este pecho
y ombligo de arena
alguien me ama
o me derrumba.
Sergio Astorga