sábado, 11 de abril de 2015

Caer de gracia


El relámpago del vuelo tocó sus pechos. Algunos huesos nacieron sanos.

Fotografía: Voladores de Papantla en el Rancho las Golondrinas, Santa Fe, New México.

viernes, 10 de abril de 2015

Palabra de cielo


Fue la pluma azul la que cayó en la montaña. Desde entonces algunas palabras cuelgan de las nubes.

Fotografía: Valle de Oaxaca desde Monte Albán. México.

jueves, 9 de abril de 2015

Concierto para Mandolina en mi menor llamado "La Tuna Ibérica"


Oriundo de Cremona y con experiencia connotada en la fabricación de Laudes. Sebastian Rodríguez, popularmente conocido como “Pisa fuerte”, dejó la fabricación de instrumentos para convertirse en un virtuoso del Mandolino como se le conocía a la Mandolina. Hay testimonios que estuvo en el taller de Stradivari, así lo atestiguan los patrones de construcción de la propia mano del maestro.  Sebastian “Pisa fuerte” dueño de un singular ataque a las cuerdas decidió recorrer primero la Italia y después la península Ibérica, dando conciertos con gran éxito de publico y de critica. Fue en estas andanzas peninsulares  que concibió El Concierto para Mandolina en mi menor llamado la “Tuna Ibérica”. El concierto fue dedicado a la Marquesa de la Quinta de la Almendra que patrocinó su estadía por cinco años en tierras Iberas. El estreno del concierto se realizó a finales del siglo XVIII en el gran salón de la Marquesa. La partitura ha llegado hasta nosotros gracias a una subasta pública de curiosidades musicales. Ignorada por años, hoy tenemos la oportunidad de escucharla y testimoniar la figura de Sebastian Rodríguez “Pisa Fuerte” gracias a un dibujo encontrado en medio de la partitura. 
Melódica y festiva la Mandolina, ejerce a lo largo del Concierto en mi menor, llamado “la Tuna Ibérica” un protagonismo poco visto en piezas del género. No deja de sorprender que en ciertos pasajes una rotunda melancolía se deja sentir apoyada en la tónica con la tristeza de un mi menor muy bien logrado. El concierto sorprende por que es de una sola voz, es decir, no hay los movimientos tradicionales, por eso se le considera una obra menor, fuera de catálogo. No podemos dejar de advertir que tiene consonancias con el de Antonio Vivaldi: Mandolin Concerto in C (RV 425). Los acordes nos remiten al barroco irremediablemente.
Sin embargo, queda el testimonio de esta dulce composición de Sebastián Rodríguez “Pisa Fuerte”. 
Poco se sabe del rumbo que tomó su vida. Al morir la Marquesa, tuvo un súbito dolor de pecho que lo llevó a frecuentar bares y lugares de mala muerte. Su gran cabellera, envidia de soberanos y plebeyos, fue cortada una madrugada cuando adormecido en el dintel de un puerta, su mejor amigo tomó las tijeras y cortó sin piedad mechones de su ensortijado y castaño cabello, para ofrecerlo como prenda a sus admiradoras con la intensión de llevarse unos dineros al bolsillo.
Como sucede tantas veces, la mala nota impera en los bellos hallazgos. Si ustedes tiene información sobre la suerte de Sebastian Rodríguez “Pisa Fuerte” favor de avisar por este medio. Espero que no se engañen y no piensen que el sobre nombre se debía a su múltiple paternidad, sabemos de  buena fuente que no tuvo hijos. La afinación de la mandolina es muy difícil y Sebastián era un experto, de ahí su apodo.

*Busco mandolina en buen estado, no importa el precio.

Mixta/papel.

miércoles, 8 de abril de 2015

Sin comprobación


Hubo un una vez un rostro de un hombre que se frotó a sí mismo hasta que arrancó de su piedra al alacrán del miedo.

Fotografía: Museu Arqueológico do Carmo, Lisboa, Portugal.

martes, 7 de abril de 2015

Bipartidismo


El cuerpo se abrió en dos.
Los ríos formaron cauce.
Las venas hicieron república.
La incertidumbre es la misma.
Se hace vieja.

Mixta/papel

lunes, 6 de abril de 2015

Pensándolo bien


La piedra con el tiempo nos sigue dejando sin cabeza.

Fotografía: Ruinas romanas, Merida, España

sábado, 4 de abril de 2015

Dilema de aguas


Zumban los brillos en la piedra y desvalido, a mitad de los ojos, los maderos atrapados en un puerto sumergido en el alga simétrica flotan como huesos. Tal vez sea un obstinado. La memoria no declina.
Yo le dije: Aquí te espero. 
Centenas de horas a río abierto pasaron. Sin playa y sin espuma el viento me dispersaba y mis palabras sabía que rebotaban en la roca.
A mi me gustan las madrigueras, los tigres, los gatos, no los peces. La tierra se me enraíza y el agua del río sé que avanza y nunca llega. Pero el impulso, el maldito impulso, cuando te cuentan historias de mujeres recién bañadas. No sabía que eran mitos de río arriba. 
Yo le dije: Aquí te espero. Él tomó una red de cáñamo, tres anzuelos y un radio de baterías. 
- La quieres de cauda roja o de plata, me preguntó amarrando la carnada en el anzuelo. No tengo preferencias, le contesté. 
Le di todo mi dinero. Me siento engañado. Después supe que no fui el único que le creyó, ese fulano ha engañado a mucha gente. 
- Se nota que usted no sabe, amigo. En los ríos no se consigue nada, culebras, sólo eso. Me dijo un marinero, un verdadero marinero, con la piel ajada y un olor salino casi insoportable.
- Tiene que ir al mar. Yo sé donde. Usted me dice y yo lo llevo. Por el precio no se preocupe. Nos arreglamos.

Fotografía: Vila Nova de Gaia, Portugal.

viernes, 3 de abril de 2015

Iluminación


Por decisión unánime, el consejo de la asamblea ha decidido poner una farola para alumbrar la vida anónima de los andantes nocturnos. Desvalidos, los insectos ahora tienen las antenas anchas, doloridas a consecuencia del insomnio.
Al ponerse el sol, se puede escuchar un ajetreo. Los insectos han decidido migrar a otro muro. Las pocas hierbas que han crecido no son suficientes para darles abrigo.

Fotografía: Uma rua no Porto, Portugal

miércoles, 1 de abril de 2015

Abril


La geografía vuelve con su verde en el resplandor de las alas de los ángeles. Solos en su batalla húmeda de olvido, buscan el nombre de los muchos cuerpos que perdieron las alas; que cayeron y no se han levantado 
En los muros del mudo el cielo se pinta de pradera. 
Explicarlo, carece de sentido. 
Abril ha llegado.

lunes, 30 de marzo de 2015

Inspiración


Callados siempre fueron. 
Mudos y ágiles pasaron los días de cosecha. En la temporada de riego siempre hay sorpresas. Dicen que desde el sauce hasta la casa de las muchachas, una se llama Tere y la otra Jacinta, una culebra salía por las noches. Afirman que su olor era fuerte porque atraía, cautivaba. Una vez yo me acerqué hasta su casa y las vi por una rendija de una puerta de ocote muy gastada. Sus pieles eran blancas, como de leche y sus cabellos negros, uno largo hecho trenza y otro muy corto como el de mi tía, la que nadie quiere por moderna. Ellas no me sintieron, pero yo sí. Se enrollaban y se frotaban una con otra como si tuvieran frío, ese frío de ausencia que uno lleva adentro.

Los vecinos, callados siempre fueron. Por eso tejen con palma culebras multicolores que se entrelazan como las muchachas. Yo creo que las han viso. Si no ¿cómo?. La imaginación no da para tanto.

viernes, 27 de marzo de 2015

Por encanto


Frases simples por los labios y una sencilla palabra disfraza la sorpresa del de repente; del te dije. Aunque hables días y noches lo que ya te oí tiene su rumbo. No vale la pena cumplir más cuerpos, ni escribir diarios y bitácoras de citas. A lo lejos se distingue el ocre de la tarde, tan natural. Inofensivo. 
No me sueltes, lo pienso. Nos perdemos de tanto hablar. Nos contamos bien. Nos señalan porque estamos vivos. No me sueltes, aunque el viento te ensucie el cabello. Platicar es fabular. Las paredes blancas son un buen fondo, absorben nuestros perfiles y se salvan los contornos de las frases.
Comprendo las urgencias, dejemos los cafés un instante, tu irás por una trufa y yo pretextaré ir al baño. 
Manía muy familiar sentir que el paseo es parte de la casa. Revolotean esos detalles; lo pesado de tus aguas, el deslumbrante solar de tus estancias y ese dormir entero sin pausas y sin ruido. Antes que volvamos a sentarnos frente a frente, quiero recuperar ese pensar femenino que me inventa. Yo sé que cuando llegues no podré decir nada y el zarpazo del silencio me hará morder la lengua temblorosa. 
Ya regresas con dos trufas en la mano.
Creo que volveré a quedarme callado. Por encanto.

Fotografía: Monçaraz, Distrito de Évora, Portugal.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Ni gallo ni caldo para el cazo


A este gallo lo queríamos hacer caldo, que para eso Doña Juana tiene una mano experta. Pablo y yo lo correteamos toda la mañana. Con movimientos diestros huía como si estuviera hecho de consonantes de la fuga. Lo vimos en reposo, Pablo por un lado y yo por el otro, tratamos de apañarlo. Burlados y con el alma escondida y con gemido nos sentamos para mirar al gallo vanidoso, que rascaba la tierra enviando el mensaje burlón de su figura.
No sabíamos que ese gallo era pendenciero. Doña Juana con el cuchillo de cocina en la diestra, maldecía con siniestra mirada nuestra torpeza. 
Un caudal de rasgos matemáticos parece dibujar en la tierra en tanto canta, ¿será tal vez que este gallo es la encarnación del pitagórico cuidado?
A Pablo y a mi, nos queda el destierro, que si no corremos, Doña Juana nos deja con el pescuezo partido.
Ni crean que hay moraleja, cuando no se puede no tiene caso aderezar el caldo.

Tinta/papel

martes, 24 de marzo de 2015

Para remachar


Como si estuviera tatuada, la puerta ya no tiene entrada y los azules y los grises ya son el consuelo del que pasa.

Envenenada, dijo una señora, sacando dos bolsas de basura, esta envenenada. Aquí joven, sólo va a encontrar desconsuelo. 

Una especie de látigo penetraba en la memoria. Tantas veces cruzamos esa puerta para beber ese torpe bienestar del ron. 

Fue una noche de diablos, nos contó el conserje. Fue una noche de fuego, donde el licor se moría de frío y ella, al alba se hizo luz.

En un principio había una ternura bien nacida, un amor que olía a remedio; a yerba santa. Esas manos delgadas que brillaban como este pensamiento que le dedico. Se parece al triunfo aunque sea derrota. Las palabras lo saben, por eso las digo.

Yo la vi salir, no es cierto lo que cuentan, fingió veneno para que la dejaran salir. Nos dice la vecina. Yo era su amiga. Muy amiga. Se fue al tercer mundo. Eso me dijo y se fue. Yo era su  amiga. Muy su amiga, ¿porqué me iba a mentir?

Yo vengo todos lo años. Ya son seis. Me aferro a no sé qué, a esa hermandad del recuerdo. Tal vez busque negar el fresco horizonte que tengo delante de mis ojos. Uno regresa siempre a ver si despierta el bien estar.

Fue envenenada, insiste la señora. Ya no venga. Me deja triste el verlo. No ve esos clavos oxidados, así parecen sus ojos. Ya no venga. El veneno no resucita.

Fotografía: alguna puerta en Braga, Portugal.

domingo, 22 de marzo de 2015

Gato encerrado


Legendaria es su mirada y por eso nos mira con la superioridad del que se sabe triunfador. Habitante de los trances entre la fiera y la estatuaria su ojo es un dardo que sale disparado para dar certeramente en el blanco. Yo lo espío y espero que no huela el miedo de la sangre. Nunca me dejo llevar por su belleza, por que sé que su estrellado cuerpo no es de cielo.
Confieso que me vuelvo tonto y no atino a distinguir el porqué me deja el ánimo pestífero, si es un simple peluche ganado en buena lid en la feria de San Cristóbal. 

jueves, 19 de marzo de 2015

Suerte por agua


Al amanecer, lo que en algún tiempo se llamó maitines, por los corredores del antiguo convento de la orden de las Precavidas, hoy Museo de Historia Natural, Ramiro Ramalde, reptaba siguiendo la ruta que lo llevaba al patio y a la fuente octagonal para sumergirse en el agua cristalina y fresca que toda la noche goteaba de la llave. Cuando llegaba al pie de la fuente ya tenía suficiente agua para cubrir su cuerpo, nunca aprendió a nadar por eso  no tomaba baño si el agua le cubría la cabeza. Al llegar, cual no sería su dicha, sumergida hasta el cuello, un cuerpo como de estrella verde, nieta tal vez del jade, una espuma de agua como una verdadera Chalchiuhtlicue chapoteaba plácidamente. Desde su transformación, sus gustos habían cambiado, los seres terrestres ya no lo inquietaban. Sin ser visto subió ala fuente, al contemplarla perdió el habla, es un decir, porque ya no emitía palabras, sólo sonidos como de agua corriente. Ramiro entendía todo lo que se hablaba en español pero él no podía pronunciar las palabras. Ella, con la intuición de Diosa, con un movimiento de agua lo invito a entrar. Siguiendo su instinto se lanzó a los brazos de Chalchiuhtlicue que después de la primera caricia lo devoró lentamente.

Tal vez Ramiro Ramalde, lo sabía, y eso me consuela un poco. Hoy habita en el Tlalocan, el paraíso, adonde van todos los que murieron en un trance relacionado con el agua. Ya lo veo jugando y cantando Ad eternum. 

miércoles, 18 de marzo de 2015

Luz de adobe


El mundo andaba perdido en mi cabeza y no encontraba la salida. Antes que el abandono secara la Ruta de la Plata y las nubes se arremolinaran para dejar pasar la luz acerada batiendo en el adobe, y las gallinas picotearan la tierra para que las lombrices secas como el chile guajillo asomaran su adormecida cabeza; antes de eso, yo me acuerdo, por aquí anduvo el brillo de la codicia y el murmullo del molino triturando el maíz. Yo me acuerdo del sonar de las noches y el sabor del atole caliente. Ya se fueron todos y no sé si entrar, ahora que ya no tengo querencia que me detenga. Ahora el silencio se reparte frío, indiferente a los rostros que una vez dieron vida. Hasta los pájaros se han ido a buscar el cántaro de las voces de los vivos. Aquí se hablaba y se lloraba en español y se comerciaba en ingles. También se encendían las velas y los ladridos de los perros espantaban a los nahuales y a las seis de la tarde se escuchaban los rezos a San Isidro Labrador. Aquí se mató a gente buena por otra gente buena que tuvo estas tierras como suyas. Todavía se huele a tortilla y a boñiga. Los días son para guardar porque hoy, a pesar que hay día de fiesta todos lo años, el regreso a la memoria es un apretado suspiro que se siente y no es que uno sea sentimental, la cosa es que aquí se huele a historia de caminos. Por eso el mundo se pierde en mi cabeza y la espinita que se nos clava en la palma de la mano se hunde mas y mas sin que el migajón del bolillo recién horneado pudiera sacarla. 
No me arrepiento, los remordimientos no son para mi, uno regresa a los lugares no para encontrar, ni para olvidar, sólo para sentir la vibración de la lumbrada, esa soledad que alivia cuando se atraviesa una puerta. Despacito, uno sabe que el adobe gana alma con el tiempo.

Fotografía: Rancho Las Golondrinas, Santa Fe, New Mexico.

martes, 17 de marzo de 2015

lunes, 16 de marzo de 2015

sábado, 14 de marzo de 2015

Revista Microfilias


Este Abarrote se complace en informar a su estimable clientela que la Revista Electrónica microfilias tuvo la gentilza de publicar en su paginas cinco textos de este abarrotero. Los convido a leer.
http://www.microfilias.org/2015/03/cinco-micros-de-sergio-astorga.html

Gracias a la Editora Patricia Nasello y Libros al Albur