jueves, 31 de diciembre de 2009

FELIZ AÑO


Para todos mis antojadizos lectores y veedores, les deseo que el próximo año llegue con la barriga llena, cada uno sabrá el contenido a pretender.

Gracias por su tiempo que ha quedado detenido en este espacio y les convido para que su nuevo tiempo lo compartan conmigo.

Mi brindis por ustedes.
Sergio Astorga

Plumín/papel 16 x 20 cm.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Ofrenda a la Dueña del Abarrote

Para: Helena Braga

Cuantos quantos al instante
se derriten en su forma.
Incansables diagonales perfilan
ligaciones entre el bismuto, el cromo,
y antiguos bebedizos innombrables.

¿Que nueva alquimia se acelera
entre mundos nanos inmaduros?
¿Que incertidumbre divaga entre tiempos?

Muy dentro,
pero muy dentro de la partícula,
la piel de los períodos nadan
adyacentes tangenciales mudos,
y un color de heliotropo tiñe
las sabanas restantes de bromuro.

La atracción voraz de los imanes,
el culmen de voz catalizada,
y el perfume aun vivo de la rosa,
abren el día día del abarrote,
como fugaz principio de la alianza.

Sergio Astorga
Plumín/papel 20 x 30 cm.


Mi estimable clientela, con esta Ofrenda a la Dueña del Abarrote, damos por terminado el ciclo que, mirando el calendario, nos llevó mes y días.
Gracias a todos por permíteme bucear sin escafandra en sus mares íntimos virtuales.
Ofrezco disculpas a todos los visitantes que pudieran estar resentidos con este abarrotero por no ofrendar sus respectivos espacios, soy mañoso lo saben, y todos los ofrendados los conozco -virtualmente- algunos hace un año y otros, recientes, son mi lectura casi cotidiana y así, a este abarrotero le es mas fácil tirarse a la aventura y al desatino. Prometo, que como nos enseña Borges es lo única inmortalidad que nos asiste, el próximo año comenzar por septiembre para ofrendar a la mayoría de blogueros.

Gracias a todos.
Queda mi abrazo como ofrenda.

lunes, 14 de diciembre de 2009

YO Y TUBE



Mi querida y estimable clientela, este Abarrote hace una pausa, bien llamado paréntesis en su espíritu "ofrendoso" -todavía me falta la ofrenda a la dueña del establecimiento y como dice Nat King Cole será la mas difícil por Sentimental Reasons- para mostrarles el trabajo de video clip que hizo Daniel Cana sobre los Antojos, si alguno de ustedes esta interesado les dejo sus datos aqui son sus video para que comprueben la calidad de la melcocha.
Sergio Astorga

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ofrenda para Fuego con Nieve

Para Antonio Rivero Taravillo

Fértil entre verdes el pájaro descansa,
picotea sus hazañas milenarias.

Será el manantial del cielo lo que oímos?

El jinete baja por la montaña,
ordena sus viandas y canta.

Será la espada la que hiere?

Atónita y joven al alba, la voz del océano
ensilla al caballo brioso, resuelto.

Será la mano la que sujeta el adiós?

Tres toros bajan pastueños, dejan el oeste,
buscan al río con sus lenguas rosas.

Será la arcilla del cántaro arte mayor?

El destello seguirá su ventura
al fundir el fuego con la nieve.

Sergio Astorga
Plumín/papel 20x 30 cm.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Ofrenda para El oscuro borde de la luz

Para Juan Yanes

Y las sombras huyeron otra vez,
se refugiaron en la cámara oscura.
En esa cámara duermen, comen, se asustan.
Los nombres se vacían de cosas
y los perfiles se ahogan en su herida negra.

Los grises intactos, se agolpan en las esquinas,
las claridades trascienden su reflejo
y el parpadeo es movimiento, centelleo.

El instante exhala, elusivo, reposa tras el muro.
Las voces son de vidrio,
transitan los cuerpos ciegos sin imágenes.

De repente la llama de luz estalla,
se queda en el margen, se presiente,
desborda los blancos entre grises,
así como si fuera memoria de forma
que tuvimos en otras realidades.

Detenida, invisible, como himno silencioso,
la solitaria certeza se devora los destinos;
en el ombligo del mundo, en su confines,
también habita el oscuro borde de la luz.

Sergio Astorga
Tinta papel 21 x 25 cm.

Ofrenda para Los papeles de Claudia

Para Marisa de la Peña

Desde la pagina de blanco
entre silabas nocturnas,
los castaños crecen.

No volverán, por abandono,
las noches frías de mi casa.
No llegarán, por desgana,
esos aires pesados de escorpiones.

Desde la pagina de blanco
entre las bocas quemadas,
la espalda del río salta.

Que vuelvan, como la sed,
la caricia encontrada entre la almohada.
Que lleguen con avidez,
los labios caníbales de azúcar.

Desde la pagina de blanco
entre avispas delirantes,
tu abrazo perdido, inacabado.

Sergio Astorga
Plumín/papel 20 x 30 cm.

Ofrenda para wE cReaTe ThE tiME

Para Gárgola

Peñasco al día llenando la mirada.

Crece el corazón encima de los ojos.
Gotea el vértigo latidos de ecos.
La roca es dura, ríspida, anónima.
Lejanía es altura dando pasos al aire.

Los sonidos desiguales en sordera,
el allá es aquí desenfrenado
y un tiempo disecado absorto.

Traslucido el fondo enfrenta al cielo
y se dispersan las leyes del vacío.
Demoran otros mundos a la espalda,
así es el laberinto que gravita.

La luz aprende y pende conmovida.

Sergio Astorga
Plumín /papel 29 x 30 cm.

sábado, 21 de noviembre de 2009

Ofrenda para Apostillas Literarias

Para Magda Díaz Morales

Sencillas,
se siguen unas a otras:
de barro, de madera
de cristal, de lengua.
Vienen cocidas,
crudas, tiernas,
con luz o enfurecidas.
Ellas todas suenan,
se secan en verso
o se amarran narrativas
las agujetas de las botas.
Construyen tiempo,
unen cuerpos y separan
el cielo de la tierra.
Otras
vienen con la frente rota,
con los brazos repletos de alfileres.
A veces
suspiran y son de mala leche.
Algunas
agonizan disputando huecas.
No se dejan,
son firmes como el árbol
y queman y arden:
su ceniza es negra.
Luego
vinieron los libros
y en papel quedaron.
Así de sencillo
el ojo descubrió al rayo.

Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 x 30 cm.

viernes, 20 de noviembre de 2009

Un año mas unidos: no al abuso


*Gracias Triana por recordarme y usar tu imagen

Ofrenda para Escritura Aleatoria

Para Miriam Jarade

Antes y después: los titubeos.

Intuiciones por venir que crecen
bien peinadas. Las tunas coquetas
muestran las posibles salidas.
Basta un poco de cielo de aguardiente
a las once meridiano, para que surja
el mismo tedio de pensar
en la orfandad enamorada.

A veces duele el corazón de tanto pensamiento
y de tanto dolor el muro de besos se levanta.

El gallo canta distinto,
no es el canto aldeano.
Es el canto filosófico;
clara y yema forman
otro caldo primigenio.

A fuerza de rodar por caminos azarosos,
las dudas se suben a los hombros
y no se bajan de tanta pesadumbre.

Pero también hay un pan que crepita
y tiene costra dura,
y un espacio curvo,
y una serpiente emplumada de quetzal
y un éxodo que encuentra sus palabras.

Antes y después: los titubeos.

En los bosques de Paris o en la Alameda
de México la vida se llena la barriga.
Basta un aire metafísico
y un soplo existencial,
para que al jardín aleatorio
le nazca la escritura.

Sergio Astorga
tinta /plumín 10 x 30 cm.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Ofenda para Blanca Miosi y su Mundo

Para Blanca Miosi

En algún árbol se encuentra la tibieza,
las flores rompen sus capullos
y el estanque, agua día, gotea.

Nada vuelve y permanece.

Los rostros se vacían en el gesto
y la nube de palabras crece y cae
como de lluvia en ausencia.

Viracocha se incendia sin quemarse.

La piedra imagina su erosión
a la sombra del puente
y el mundo es una blanca mirada.

Se desvanece el olor colgante.

La casa respira al viento,
la semilla madura al sol
y el verde mese con tacto la hoja.

La perpetuidad en la montaña duerme.

Sergio Astorga
tinta/plumín 20 x 30 cm.

sábado, 14 de noviembre de 2009

Ofrenda para Caricias Perplejas

Para Olga Bernad

Como la pluma que gira sin aire
así cuelga la caricia.
Anegada en la mano
arranca besos de cobre
y de su perfume azabache
el mundo respira perplejo.

Cuanta cabellera oscura
como arpa nocturna
y cuanta fuente de jade
se apoya entre palabras.

Los cuerpos blancos desnudos
suenan sus mundos duermen.
Sus ramas engendran
manantial de mujer,
disipando su tedio con su fiebre.
Fruto que comienza en semilla
y acaba confundido en cáscara.

El antifaz del aire es de polvo
y en el portal del miedo
el vidrio molido del rechazo
se obstina entre las sabanas.
Así de riguroso es el desastre,
nieve que aprende a derretirse.

Con la azúcar morena como tarde,
las horas caníbales
dejan un sabor de luz visible,
un peso embelesado de nostalgia
y una caricia perpleja por piel.

Sergio Astorga
Tinta/plumín 15 X 30 cm.

Ofrenda para Mujeres de Roma

Para Isabel Barceló

Es de Roma y es también del mundo
y de las barcas que navegan a la aurora.
Con el sol, entre las ruinas gloriosas,
los refectorios y las termas se juntan.
El presagio desatado

y el rostro virginal del reino.
Ya era conocida la cópula del templo
donde se levanta la columna y la sosobra.

Anudada al rió Tiber la voz se mueve entre siglos.
Entre colinas la voz de Rómulo imperiosa
suena entre claros de luz al rapto de las Sabinas.
Y es la vigilia del disturbio.

La fundación de los muros, del amor y la venganza
huele a loba preñada de futuro.
Eneas desata las manos del mar
como alfarero de estirpe feraz,
y controla la briosa anca del caballo.

Ya se mira Cartago fulgente
y las lágrimas de Dido y sus vestidos
se despeñan hasta la arena en nupcias.
El laurel y los pechos ufanos
turgentes siguen por las plazas.
Se colma incomparable el rubor
fructífero de las mujeres de Roma.

¡Cantemos lectores oscuros
los blancos brazos de la roca!

Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 x 30 cm.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Ofrenda para El baile de los Silenos

Para Antonio Serrano Cueto.

Delirios púrpuras del sabio
que estalla en la embriaguez de los destinos.
Ahí donde los aceites de la fortuna viven
comenzaron la vid y los racimos.
El pánico desfalleció,
y los ojos de arcilla de los dioses
levantaron la simiente de los signos.
En vano la cólera confunde los lustrales
pensamientos de los sobrios.
Entre los ojos las bocas se juntan
en torno de repletas copas.
Ahí se incuba el furor,
y la nodriza se prodiga en la vendimia.
Los vaivenes del paso confunden
el súbito atardecer de la locura.
Vacilan los caireles del silencio torvo
y las imploraciones nocturnas ensartan
los amuletos y ese gemelo lunar
de los que divagan ebrios.
De leves pies como el rumor,
la lengua frenética se sacia
en las manos alzadas,
y un rumor de himnos como de mar
ensanchan las velas del jubilo.
Ululantes las pezuñas machacan filos
y en el tonante dolor de abecedario,
pisotean la sangría de los misterios.
Entre la lumbre de los nombres,
en el baile de los silenos,
la vid se rinde minuciosa
al lecho mismo de su sombra.

Sergio Astorga
Tinta y plumín 20 X 30 cm.

martes, 10 de noviembre de 2009

Ofrenda para La nave de los locos.

Para Fernando Valls

Una maraña de voces
de esponjas y quelonios,
muros de espuma y pieles
de ojos en los cielos altos.

A navegar por las cucharas,
por cacerolas de ficción.

Los escritores narraban
bajo las olas lunas de harina
con su tinta negra de musgo.

Los rumbos asechan
y se llenan sus orejas
con los empellones del reflujo.
Los puertos se han llenado
de círculos submarinos
y una sirena de tacones
rojos seduce los argumentos.

A babor las palabras ramas.
A estribor la niebla y la sintaxis.

Brújulas sugestivas imperfectas,
entrañables jaulas de agua,
navegar elástico por islas sin mapa.
Siempre la rosa de los vientos
escribiendo sin tregua su baraja.

A los corales todos marineros
que la nave se va cuando regresa.
Sergio Astorga

Tinta/plumín 16 x 30 cm.

Ofrenda para Sueños en la memoria

Para Gemma Pellicer

De un instante a otro instante
la gota de agua asciende
hasta las rodillas del árbol.
El galope del sueño
llega hasta el reflejo
subterráneo y nace un pájaro.
De tu frente nacen palabras
y se levanta una torre
y de ese tallo invisible
le surgen monosílabos
nocturnos y los vértigos.
La garganta es un arpa:
fuente de peripecias
y pies desnudos al rio
bajo el remanso vegetal
del laberinto y su tortura.
Al pecho de tu tímpano
como reina amarilla
que danza canta y florece.
Como silabas de pan
la cobija del dormido
te resguarda del frío.
Porque el agua reconcilia
al sueño, y la memoria
incita a los verdes grillos
para que reviente el cráneo.
Porque el cristal es de viento
el malabar un arete
y el silencio un contratiempo.
Sergio Astorga

Tinta/plumín 2 x 30 cm

viernes, 6 de noviembre de 2009

Ofrenda para La nieve

Para Alicia

Montada en torre librera
desde su frente bajaron
los copos blancos de nieve.
Era de nieve el incendio
como las ansias de ser.

Entre los pasillos diarios
la lectura abre las manos,
y las ojeras violetas
se pegan entre las letras.

Son fantasía los rizos
trinfales de las auroras
y el azoro de garganta
tiene trabajando al foro.

No seduce la premura
ni la ráfaga del loro
solo la calma run run
cuando nace la escritura .

Sergio Astorga
Tinta/Plumín 20 X 30 cm.

Ofrenda para Odisea


Para Mirta Eberhardt

Suspendido entre los dedos
el espacio se levanta
en el vacío: ánimo
de imágenes impalpables.

Sombras, urdimbres del aire,
entumen al horizonte.
Latido de tiempo y forma:
vestido del arquitecto.

Se despeña y se desgasta
el contorno de las cosas.
Se perfora y se desprende
la armadura de la forma .

Una mano circular
escribe en los muros firmes
la memoria de miradas
con acero y en ladrillo.

Se devastan los confines
solo con tocar la esfera.

Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 X 30 cm.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Ofrenda para Gatos por los tejados

Para Lola Mariné

Andaban por los tejados
los gatos de noche prieta,
maullaban solos sonoros
bigotes de abecedario.

Sombra de los escenarios,
luces de los campanarios,
niña Mariné marina
mañanas de diamantina.

Las ramblas de Barcelona
agatunan sus quehaceres
con literarios siameses.
El misifuz ya devora
sus recuerdos de Ormuz
y sus lectores se beben
páginas con uvaduz.

Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 X 30 cm.

Ofrenda para Ocurrió en Febrero

Para Maribel Romero

Es mas turquesa en febrero
la mar entre los moluscos.
Los litorales marinos
se tiñen de pescadores,
y las naves serpentinas
abren el surco de sal
para mojar al Romero.

Antiguas leyes de espuma
saben que el búho de mar
andaba enredado en algas
antes de poder volar.

El faro en el astillero
ya lo tienen ensendido
y las palabras ocurren
como peses coloridos.

Ay...
!Cuanto azul en tu pañuelo!

Sergio Astorga
Tinta/plumín 20 X 30 cm.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Ofrenda para Muchachas de Sal


Para Fátima Fernández

La tortuga mansa verde
bebía la sal del agua.
Desnuda la mar ausente
de su falda suspiraba.

El sol como resonancia
corto las cuerdas que unían
la luna con la cascada.
Los pájaros se vistieron

con sus sombreros de paja.
Y de la arena parda
una nereida con voz
de musgo cantaba.

La delgadez de los niños
se sentía en sus miradas,
cuando de las caracolas
nacieron otros mañanas.
Sergio Astorga

Tinta/plumín 29 x 39 cm.

martes, 3 de noviembre de 2009

Ofrenda para El Mundo de los Sueños


Para Pizarr

Se alumbran las mariposas
al pasar la media noche.
En BizKaia luces ambar
de muslos jóvenes sueñan.

En altamar los cabellos
duermen con la voz de bronce
de Chillida y Juaristi
se bebe su Vinogrado.

En su jardín mora el alma,
esa que se nos predió
cuando el gallo dio de picos
al alba como a la araña.

El yin como el yan se mojan
como pulpo en tinta negra,
y el enigmático jaiku
es un signo que se alegra.
Sergio Astorga




Tinta/papel 20 x 30 cm.

Ofrenda para Trianarts

Para Triana

Que los jazmines florecen
por los patios de Sevilla,
y los alamares blancos
del Guadalquivir regresan,
lo saben los mayorales
y las virgenes morenas.

Las golondrinas eternas
hacen nido en las ventanas,
y en la Maestranza, la danza
de la sangre derramada.
Lo saben los puros nardos
y las marismas moradas.

Que el calor de llama fina,
el olor de buena casa,
con en el balcón de naranjo
y el manto del limonero
se encuentran, todos sabemos,
en el albero de azucena
de Trianats de seda y oro.

No bastan ocho silabas,
pero no tengo guitarra
para cantar por soleares.
Aquí, a tu vera queda,
negra montera bordada.
Sergio Astorga

Tinta/ plumín 20 x 30 cm.

Ofrenda para Siempre con Historias

Para Izaskun Legarza

Se levanta con la espada
del drama. Siempre historias,
lagartos a cucharadas
camareros tenerifes.
Los palomos borrachos
dormitan junto al gotoso
curvas del aire disulven
las azoteas, los rostros:
páramos de sol enjuto.
Corcheas sonando rubias
como burbujas en fila.
Las cacerolas del miedo
derraman en la penumbra.
Por una hendidura helada,
todos lo días mulatas
palabras cantan. Sola
se bebe la madera y vomita
las barcas que llegan a su playa.
El octosílabo estalla
solo de pensar tu farra.
Sergio Astorga


tinta/plumín 20 x 30 cm

Ofrenda al Ojo Travieso


Para Lilian Elphick*
En el sur una pestaña,
ojo que ya tiene dueña
Amarilla flor del ñuño:
vigilia dura del sueño.

En la cabeza un rueño
para levantar el leño;
Luna que comprime el ceño:
lúbrico olor abajeño.

Felinos de otros barreños
con humores aguileños,
hunden colmillos pequeños,
será porque son cigueños.

La eñe tiene sentido
porque es de niña traviesa.
Da machincuepas ilesa.
De sus letras soy cautivo.
Sergio Astorga


*Lo siento la ñ me atrapo.
Tinta china y plumín de color. 20 x 30 cm

lunes, 2 de noviembre de 2009

OFRENDA BLOGUERA

Son de cera las palabras y el hollín que dejan los anafres nos
recuerdan que hace un año en este Abarrote festejamos a los vivos
jugando con octosílabos los blancos huesos de la parca.

Este Abarrote agasaja a su estimable clientela con una ofrenda
bloguera. Hace un año ya, por ventura seguimos vivitos y coleando,
pasaron por aquí Calaveritas rimadas (pueden pinchar aquí
http://astorgaser.blogspot.com/search/label/Calaveritas). Como la
ausencia es una sola y la existencia es pretendida diferencia, este
abarrotero intentará realizar calaveritas visuales de libérrima
factura.

Como podrán notar el altar se ha diversificado y todos aquellos que
tuvieron su calaverita el año pasado hoy tendrán una modalidad y los
nuevos, espero que no les moleste este juego, ahora menos agresivo
para las sensibilidades que no están familiarizados con el festejo que
en México se realizan el 1 y 2 de noviembre, pasaran a cuchillo -en
sentido figurado- con su venia.

Todos los Blogs que están en la ofrenda tendrán su calaverita visual.
El concepto de calaverita visual es muy relajado, los motivos no son
propiamente mortuorios, más bien son un pretexto para intentar
aproximarme a una descripción visual y sonora de sus respectivos
espacios.

El orden de aparición será bajo el pleno domino del antojo, esto
quiere decir, que saldrán sin ningún orden ni preferencia o, para ser
mas específico, como se me vayan ocurriendo, hay veces que se me atora una y por más que pujo no sale, así que no se me incomoden, ni su
susceptibilidad se sienta agredida. No se arremolinen y si no compran
no malluguen.

Pido disculpas de antemano por no dejar comentarios en sus blogs, como
podrán notar estoy exprimiéndome el cogote para que la patrona no me
quite el sustento.

Día de todos los santos,
dejémonos de quebrantos.
Corramos al zopilote.
Antojos del abarrote.
Sergio Astorga

Tinta/plumin 20 x 20 cm

miércoles, 28 de octubre de 2009

Los Caprichos

El trabajo del creador es íntimo y múltiple. Íntimo, porque el drama de los silencios habituales solo se pueden vivir a solas. Múltiple, porque las presencias que habitan el silencio quieren tener su propia vida. Y es ésta vida la que el creador reclama y el capricho esconde.

El Capricho en el arte es un trance; una reserva, un lujoso festín de caminos frescos. El Capricho no es una necedad: es una obstinación de ensayar con otros ojos, con otras manos las mismas formas que lo atrapan. En una arboleda que atesora un paraíso que nace víctima del arrojo. Maleza hostil al arrepentimiento, porque no hay verdadero creador que no pruebe y se pruebe en la libertad.

"El Sueño de la Razón produce Monstruos" nos dice Goya en sus "Caprichos". Pero, ¿qué sueño es éste, navaja invisible capaz de sangrar la dura roca?. No es el sueño del que duerme y se descalza. Es el sueño atento a las imágenes que se deslizan en un beso infinito.

Todo artista alimenta sus propios fantasmas. Sufre la fascinación de la otra mitad de su conciencia. A veces, engendra monstruos; distorsiones grotescas que lo apremian; bofetadas fieras a ese mundo descarnado que lo enjaula. Otras, el artista se mira los párpados, intuye lo que hay detrás de las estrellas; quiere quemar el fuego, poblar el alma o simplemente perpetuar el silencio.
Goya empezó con éste sueño, sus contemporáneos de éste tiempo lo reviven.

El Capricho también es un deseo insatisfecho. Luciérnaga de los sentidos. Rival de la monotonía. El Capricho demanda la aventura. Desborda la materia, sus caminos; danza por los ojos, entre los dedos, las formas, los colores. Es un grito preciso en el aire, como si las manecillas de un reloj marcaran las horas del delirio. No hay pausas, porque la pasión se irrita.

Cruzar el umbral es el reto. No importa con que trabaje el artista: oleo, acrílico, bronce, son herramientas del parto que se agita.

En la creación, no es la espada lo que brilla, ni la tierra que pisas lo que importa, sino el latido inmóvil del misterio, porque al fin de cuentas, el Capricho es el íntimo y lúcido rapto de un oficio.*
Sergio Astorga.

*Capitulo Caprichos Ayer Hoy y Mañana, Presencias de Arte Mexicano, Fomento Cultural México.

Acuarela/papel 15 x 30 cm.

sábado, 24 de octubre de 2009

Tú que eres paloma


Hoy al mirar
las gotas de lluvia
se empaño el paisaje.
Escurrían difusos paraguas
a lo largo de la calle.

¿Si yo tuviera alas?
Nostalgia del vuelo
o la caída.
¿Si yo tuviera...?
Sería viento y no palabra.
Subiría.
Subiría.
A peña pobre
o peña rica,
qué importa.

Tú que eres paloma
¿qué haces cuando llueve?
¿te mojas?
¿te escondes en el palomar?
¿acicalas el plumaje?
¿dejas tu mirada fija en el cielo
rememorando antiguos vuelos?

Yo aquí
en la tierra
sin alas.
Mirando la lluvia
al través de la ventana.

Tú que eres paloma.
¿qué haces con tus alas?.
Sergio Astorga

tinta/papel 20 x 30 cm.

sábado, 17 de octubre de 2009

YO NO NACÍ EN EL MAR

Yo no nací en el mar, nací en octubre,
bajo la ley del musgo que se anuda
con otra sal, que pica, se desnuda
en otra piel; la del cobre que cubre

al águila que sueña y que se encubre
bajo piedra solar que sangra, suda.
Piedra de luz que el tiempo abrasa y muda
en otra voz, que se chupa en la ubre

solitaria de la cuna. Herencia
animal de la escritura. Aciago
despertar de la mañana. Dolencia

de las imágenes quebradas. Pago
con carne y con ayuno mi obediencia.
Yo no nací en el mar, pero naufrago.

Sergio Astorga

Acuaerla/papel 35 x 58 cm.

jueves, 8 de octubre de 2009

Soneto


No es la afrenta de un silencio discreto
lo que apena, ni olvidar sobre la arena
la soberbia: sonora piel serena
de una ola que gime su secreto

y nos deja sin voz, sin esqueleto.
Es mirar, mirar la errata: terrena
paz inconsolable, luz que encadena
y nos deja morir en un soneto.

Ya el oído nos zumba mal herido,
y unas manos lectoras dan cordura
al tiempo con el tiempo ya perdido.

Ya en la playa la piedra se madura
y en la orilla del cielo se ha prendido
la palabra de arena a tu cintura.
Sergio Astorga

Tinta china /papel 20 x 30 cm

martes, 29 de septiembre de 2009

Otoño


Voy a ser tarde con el otoño;
tostados amarillos bordaran
los horizontes, y los castaños
caminaran por la ventana
para dejar los corazones tibios.

Kukulcan ya baja la pirámide:
serpiente entre la luz que vuelve siempre.

Que tengas un otoño de dulces
sentimientos,
que no basta
enmendar al mundo con ideas.

Sergio Astorga
Acuarela/papel 38 x 56 cm

jueves, 24 de septiembre de 2009

Gateando

Los félidos han salido traviesos de los redondeles mentales y han llegado fieros a nuestro amaestrado asombro. Llegaron en banda como predestinados a pintarse solos.
La elegancia termina en su cuerpo y de sus bigotes la cara del misterio se relame y se desentume bajo la dilatación de sus ojos.

¿Quién puede sostener la mirada del gato, mirarlo con fijeza?

Callejeros de templos y ciudades súbitamente maúllan carnalidades sin sentido.
Gato bodeguero, gato con botas, gato faraónico, gato Félix, gato montés, gato Ramón, gato entumido, gato proceloso, gato turbio, gato frívolo, gato compañía, gato acecino, gato envenenado, gato luna, gato jazz, ocelote: mancha solar de sienes hinchadas; púber en tu tesoro no tienes dueño, tu selva detenida, tu solitario divagar es la claridad que quiero junto a tu garra por los ríos de sangre y migrar entre los gritos del sapo, envuelto en el machete que troza la luz.
Todos los gatos deletrean el punto ciego, la isla del miedo, la pisada solitaria y la tortura invisible de ser mirado con desdén.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Letras de Chile

Hay un Ojo Travieso, danzante, con la misma sed de nacer al sonar de las campanas, donde los huéspedes son devorados en las fauces de la vista.

Con la ráfaga de Santiago surcando geografías y su banquete generoso: Letras de Chile y Lilian Elphick tuvieron el arrojo de publicar cuatro textos de estos Antojos.

Mi oda es transparente y del archipiélago de mis venas la frescura de la gratitud ya está llegando al sur del continente.

Un abrazo “con mi razón apenas”
Sergio Astorga

Tinta / acuarela/collage 20 x 30 cm.

lunes, 14 de septiembre de 2009

Caballo Troyo

Naci de yegua recelosa y no adivino a donde voy. Enajenado de los agros, al hundir la herradura, un respiro de animal ajeno me subió por las orejas.
De mis anchas ancas mi voluntad al trote. La cólera huye en el afán exhalado del jinete. Bronca cara de mis piernas ágiles, no hay piedad ni espanto cuando se cimbra la tierra domada desde Creta.


Alguien me llama, rastrea la cola de triunfos y al cincho las hijas de pastores trenzan al tiempo con hilo de cáñamo.


Alguien aborta el polvo en mi espinazo y todo el coro ensaya la historia que me falta.


Alguien se arriesga entre los flancos y de las torres los alaridos inacabables hacen temblar el freno de mi hocico.


Desolado entre la unánime guerra, los náufragos pisan tierra para darme azúcar que allane el deshonor.


Al sobresalto galopo intruso por llanura. El sacrificio del centauro cabrita al sol y un azote viento reclama con sus fauces.


Bajo los siete días celestiales, la memoria épica que monto, me deja un gemelo de madera que incendia los muros de derrota.


Naci Troyo, y un animal ajeno a mi grupa se ha montado.

Sergio Astorga


Tinta china/papel 20 x30 cm

martes, 8 de septiembre de 2009

Así fue que me contaron


Como virtud de aire, así llego. Como ungüento vivo. Como la neblina. Como prodigio. Así se lleno el vuelo de signos.
Así, en el corazón del árbol, cuando la tierra estaba hundida en agua y sólo en los bejucos se encontraban las hormigas.

Allí hicieron sus nidos y comenzaron a pensar para que variadas razones invocaran de nuevo el nombre justo de las cosas.
Luego probaron varias lenguas como ecos, pero era mucha la confusión y comenzaron de nuevo a probar sonidos que alimentaran el sentido en los oídos.

Trece veces sobrevoló el búho la piedra y encontró la semilla y comenzó todo, nadie sabe cuándo, pero la palabra creció desde ese entonces.

Así creció, como mazorca amarilla y mazorca blanca, la letra que concibió las cosas como suyas. Como se sopla en el espejo, así se fue extendiendo su mirada y tuvieron nombre el cielo y la tierra, y el humo del copal esparció la noticia.

Cuando veas un árbol caído, busca sus raíces y raspa con la pluma para que salga la resina asexuada, para que la untes en tus manos y seas digno pasante de lo que está cerca y de lo que está lejos y puedas contar el tiempo al compás de sus voces y andes siempre con el cuerpo erguido.

Así fue que me contaron.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm

jueves, 27 de agosto de 2009

La Nave de los Locos


Señores y Señoras caballeros y bonitas este abarrote se complace en invitarlos a la La Nave de los Locos
http://nalocos.blogspot.com/2009/08/trabalenguas-para-el-verano-29-sergio.html parada cotidiana de todos los que procuran la locura, están en ella o pretenden cultivarla.

Con la máxima de que la locura con letra entra, el almirante de esta Nave, Fernando Valls ha honrado a este charro poniendo a babor, imagen y letra del susodicho.
Pretexto es este acontecimiento para invitarles a subirse a la Nave y no bajarse por reclamos de cordura.

Con un tamal de dulce te doy las gracias Fernando y siempre con el deseo de que tu nave llegue a la Ítaca anhelada te saludo.

Señores y Señoras, caballeros y bonitas disculpen las locuras ocasionadas.
Sergio Astorga
Nave en acrílico y computadora.

sábado, 22 de agosto de 2009

Inscripciones

“Una mujer, un hombre, a veces muchos, quieren inscribir su trascendencia, la piedra es declarante de este vicio. Siglo contra siglo creció el símbolo, el signo, la palabra y la voz alta para reconocerse y confundiese.
La palabra hizo residencia, como aquel pájaro que lleva rama a rama, perseverante, la construcción de su mundo. Pico a pico su vuelo tiene algún sentido, y la luz es blanca y descifrable. Así es la trascendencia: un sentido fugaz, pletórico, enfermizo”.
Era de noche, mis hermanas y yo, caminábamos por la calle de Madero rumbo al zócalo mirando el rojo tezontle de esta ciudad de México que no se muere aunque la maten, cuando al llegar a la gran plaza, las torres de la catedral parecían dos destinos en ruinas, una de mis hermanas, la más joven se aferró a mi brazo y me señaló una extraña caja de madera, mi otra hermana, mas intrépida ya la traía intrigada entre sus manos. Decidimos caminar rumbo al café Tacuba. Nos sentamos y pedimos café con leche. Encarnada con su joven superstición daba sorbos nerviosos a su café y la otra, inquieta me reprochaba silente mi desidia.
Sobre la mesa una caja de cedro de buen barniz color solferino y con la simpleza ornamental de sus líneas rectas guardaba, envuelto en terciopelo negro, una tabla roja con inscripciones, mi hermana la mayor, hábil como siempre ha sido para interpretar signos, nos dijo que era una especie de mapa, en sus palabras: cartografía de un viaje íntimo, es una descripción de signos gráficos y signos léxicos que aparentemente no tienen conclusiones, solo alusiones al acto de nombrar y de inscribir. Mi hermana menor con el relajamiento en sus pómulos empezó a tocar la tabla roja y le pidió a mi hermana que tradujera lo que veía puesto que ella solo advertía monitos y formas inentendibles.
Con seguridad comenzó a leer o a interpretar o adivinar lo que veía:
“Así como se orada la piedra al golpe del estilete o el relámpago, voces, pregones, suplicas, cuerpo que es anima, que golpea sentidos, que machaca tiempos, ideas y esas urdimbres de desastres y destinos, todo en piedra, en la mandíbula tiesa del pasado”.
“Así como el fuego que incendia la primera vez, el signo y la mano sobre el montón de huesos, en la sublimación del sentido, de la exclamación de la brasa que sigue quemando la procesión de nombres.
Así al medio día la obstinación no acaba nunca, dichosa el agua que no cicatriza en piedra.
Hay que aprender a despedirse.”

Salimos del café y nos perdimos por el centro histórico, la vegetación de piedras nos acompaño hasta que llegamos al zaguán de nuestra casa. Mi hermana joven corrió hacia al cuarto de baño y mi otra hermana llevaba la caja como reliquia y se metió a su cuarto sin decir palabra. Como un dolor de visera entré a mi habitación con un eco interior, tendría que comenzar de nuevo a inscribir otra tablilla.
Sergio Astorga
tinta china/madera

miércoles, 19 de agosto de 2009

El Carrusel

El Carrusel ronda como angelote que no se queja de sus rodillas. Los cielos son dorados, los zapatos tienen dos agujeros en sus suelas; el carcomo del recuerdo baja las escaleras y el cocodrilo del sueño se levanta temprano, como si fuera domingo.
Dientes de azúcar es la medula del juego y ese rebaño de latidos ton ton reque ton, se mixtura cuando dos mundos giran: el que habitamos y el otro, el de algodón con caramelo.

Duérmete niño duérmete ya. Que el mundo está girando como tus ojos redondos.

Borracho de golosina subes, giras, y ese caballo con paso torneado e infinito te deja el cerebro sordo-mudo de aventura. Porque esa hendidura que ahora tienes como vida, fue de plata subida en el caparazón de la tortuga.

¡Otra vez, otra vez! que ahora quiero subirme en la catarina.

El insomnio y el tabaco se dispersan al sorbo de limonada, y esas luces neón se clavan como único fiel representante de la puericia zumbadora.
Tus dientes de leche debajo del edredón y las manzanas de coral cegando tu boca primera. Y en tu frente: el mareo del recreo.

¡Que no me quiero bajar! ¡Que no quiero! ¡Que te cuesta, no seas mala!
Otra vuelta y otra, que no estoy cansado.

El minuto es el presente y los anchos andamios de tus manos quieren islas y banderas. Y los nombres propios son huecos compañeros de travesura.

Cuando el carrusel gira, un sudor caliente nos adormece y oprimidos en nuestro eclipse mundano miramos como el bien nacido sapo sigue dando vueltas de este a oeste, como si fuera el último fósforo en la noche.
Sergio Astorga

Acuarela/papel

jueves, 13 de agosto de 2009

Trío Agosteño

El Trío Agosteño, dio su primer acorde en los inicios de este siglo como una irremediable respuesta por su amor hacia las negras notas. Fusas y semifusas provocaron en los tres, irrefrenables deseos de libertad rítmica. Con influencia del Jazz y el Góspel y la sólida estructura académica que les proporcionó el Conservatorio Nacional de Música y el fugaz pero consistente aporte recibido en la Juilliard School de New York, les abrió panoramas y sonoridades que decidieron reunir en la formación del Trío Agosteño.

Jacinto, en los teclados, el más reticente a la manera de afrontar las preferencias musicales, ya que su gusto por la fuga le daba un aire barroco a sus composiciones, era hijo del laureado maestro Silvestre Nepomuceno, compilador de leyendas tarascas y de una historia comparada de los conventos Agustinos en el Estado de Michoacán.

Macario Sotomayor en la flauta transversal, es un caso sorprendente de divergencias sonoras, aficionado desde pequeño a las percusiones, por una especie de revelación canora decidió entregarse al viento. Hijo de pajarero, su padre, Nemesio Sotomayor, tuvo fama de silbar como cenzontle y esto le valió capturarlos sin dificultad durante 30 afinados años. Su amistad con el maestro Luis Herrera de la Fuente, le permitió, mediante una beca, dar a Macario una formación impar.

Melchor Cólogan, de origen irlandés, enamorado del bajo continuo y de los armónicos, y gracias a una herencia temprana, no tuvo más que problemas de acné, dedicándose a la música de tiempo completo. Director musical, se complacía en arreglar asonancias utilizando para este fin apoyaturas varias y divertimentos, aunque el termino ya era usado en el siglo XVIII, Melchor lo utilizo en el Trío de manera prominente.

La imagen que observamos es una instantánea en acuarela opus 2 largueto y cantábile en algodón con pinceles Windsor en un amarillo sostenido como tono fecundante, oponiéndose, cromáticamente a los azules dominantes en un arrebato puramente incidental.
Esta imagen del Trío Agosteño, fue captada el 5 de diciembre de 2004 en el Teatro Degollado de la Ciudad de Guadalajara, en el estado de Jalisco.

El programa estuvo integrado por las siguientes obras:

1. Por las riveras del Puerto de San Blas (Calipso: ritmo caribeño)
2. Intimidad (jazz progresivo con variaciones de un tema popular purépecha)

Intermedio

3. Herencia en rama (especie de sonata, con la voz dominante del contrabajo)
4. Canto de ave (*Merengue en forma de Jazz)
*El Merengue es un ritmo dominicano basado en la mazurca y el vals.

Al final del concierto, el desconcierto se dejaba sentir por los pasillos del Teatro Degollado, la unión de géneros y estilos meneo la literal desarmonía de opiniones, sin embargo, en el desarrollo mismo, la atención de los asistentes era tal, que por un momento la fusión auditiva logró que algunos espectadores construyeran sus experiencias al compás de su lectura, dejando en los oídos la grata sedición de lo vivido.
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.

sábado, 8 de agosto de 2009

Háblame de ti

Háblame de ti y de tus sabios concejos de porcelana.
Dicen que es de rebato tu aleteo y en el prólogo de tus noches oscuras dilatas tus pupilas
Minuto a minuto astuto, sigiloso, subido al lomo del árbol o al lomo de los tratados, aprovechas la ausencia para encontrarte con la presa, siempre en verano.
Irradiarte en el cristal te enamora. Te nacen los mejores axiomas en septiembre y dormitas en octubre.
Disecados en la gruta se perfilan los rostros de los lectores que esperaron en los libros jurídicos respuesta.
El vuelo es cóncavo y de tus garras penden las hojas palidecidas de los pitagóricos desastres y los pretéritos nombres de los dioses.
Al poniente: el término del vuelo y la encrucijada de los mapas zodiacales dispersan los destinos.
Alguna lengua muerta machacas con el pico y me conmueve que en las horas muertas no dejes de limpiar con minucia las plumas pardas de tus variados alfabetos.
Cuéntame de ti, aunque te vayas.

Sergio Astorga

acuarela/papel 20 x 30 cm.

martes, 4 de agosto de 2009

Calores

aprendí de tus palabras: cuerpo
de tus silencios: texturas
de tu furia: deseos
de tu física: apetito
de tu compañía: destino

de tu voz que no conozco
el murmullo de mis noches.
Sergio Astorga



Acuarela/papel 20 x 30 cm.

martes, 28 de julio de 2009

Caballito que no es de mar

Puede venir de lejos, siguiendo las veredas de algas, confundido por verdes imaginarios alfalfares y esa cadencia indómita de centenares de crines al viento.
Huellas herradas que comenzaron en tropel hasta que el viento se encorvó por el desfiladero, le dan ese porte noble y altivo, como vaticinio de ecuestres bronces en las plazas.
Su estampa esta en la cisura de un tiempo tatuado en piedra dentro de una cueva.

Fue migrante bronco cuando en manada conseguía extender su anca sin miedo a las veleidades de la guerra.
De sus belfos salió el aliento de algunos héroes que fueron cantados por aedos y cronistas.
Y de sus orejas, los clamores y empellones de los hombres hacen cerilla oscura, pestilente y cólera de espanto.
Sus pezuñas, como rodillas duras, han juntado el alma del centauro con la noche: sentimental memoria nunca relatada.
Robusto su cuello hermético, se venera su galope: latido que parece que es de mar toda llanura.
En vano, algún sueño de cabeza equina recorre los montes y se adivina la fugacidad del juego.

- ¿Juanita, de dónde viene ese trote?
- De la pradera verde.
- Juanita, que parece de mar esa cadencia.
- Debía, pero no es. Es el cuatralbo.
- Ya lo decía Juanita, es zaino mi delirio.

Hay un esfuerzo piadoso que sujeta las riendas de la fiebre y una fatiga que revive la cuadriga que cruzó la frontera y parió a éste caballito que no es de mar, de pura suerte.
Sergio Astorga

Acuarela/papel 20 x 30 cm.

miércoles, 22 de julio de 2009

Ya no eres lo que eras

Te buscas lejos para encontrarte. Esas partes de algo que el tiempo tejió son las voces que están sonando dentro de ti.
Aduanas de infancia brutal, donde las complicidades de ellos forjaron la infamia que viven día a día como si fueran los dueños de tu infancia, de tu cuerpo, de tu fantasía.

¿Cuánto falta para que llegues?

Te devoraron las formas, los hábitos de una tribu que no se conduele de tus heridas y si piensas en todo lo que has oído, se clarifica el muro de engaños, de mentiras; señuelos para no saltar el muro.
Y hay un dedo humillante que te señala asesina por querer gritar que ya no quieres esa muda violencia que te viola de nuevo.

¿Está todo bien contigo?

“Algo te espinó la vida”- te dicen, ya no eres lo que eras, ya no quieres quedarte quieta, ya respondes, reclamas, ya no toleras la soga, el celofán, el moño de la mentira, del chantaje; de la sumisión.
“Lo tuyo es callar como he callado yo”- te apuntan.
“Lo tuyo es aguantar porque eres mujer, así ha sido para mí y lo será para ti, porque así es”- te reclaman.
¿Qué es lo que te pasa?

“No puedes ser más bella que yo porque yo te di la vida, ¿estás a entender? Y me tienes que querer porque es tu obligación”.
Sentencias, dictamines, fallos, veredictos: mentiras.

Abres la mano. Sientes el polvo y tiras para el norte. Caminas lejos, porque puedes, porque los sueños buscan alianzas y los resplandores trabajan las sombras frescas.
Es movimiento la espera y en ese cruce de caminos, ya no eres lo que eras.
Sergio Astorga

Tinta china/papel 27 x 22 cm

viernes, 17 de julio de 2009

Cartas y Asociados S.A. de R.L.

En mangas de camisa y con el corbatín anudado como símbolo de pulcritud, el señor L. acomodaba en riguroso orden temático las cincuenta y cinco cartas en sus respectivos expedientes.
Terminados los preparativos, el señor L. suspiró gozoso. De su gran escritorio, abrió el cajón izquierdo para sacar un pañuelo. La inicial de su nombre, bordada con hilo azul y en tipo gótico, contrastaba con la blancura del encaje. Dobló el pañuelo con delicadeza. Secó las pequeñas gotas de sudor que se aferraban a su frente. Tuvo la sensación de encontrarse bañado por una lucidez indómita, y con el vigor de un mariscal en campaña, presionó el botón del conmutador.

- ¡Buenos días señorita!
- Buenos- contestó una voz añeja en su fastidio.
- Haga el favor de pasar al expediente treinta y dos.

El señor L. sin esperar la respuesta se enfrascó en el aseo de su monóculo. Inspeccionó el expediente y no satisfecho con la transparencia de su visión, limpió de nueva cuenta el altivo monóculo.
Al abrirse la puerta de su oficina, un potente rayo de luz se ablandó sobre la alfombra.

-¡Adelante, adelante! –invitó el señor L. mientras jugueteaba con su pluma de carey.

Una gabardina impersonal se acercó presurosa al escritorio.

-Permítame su comprobante de registro... ¿lo trae?...perfecto.

Una mano huesuda extendió la tarjeta. Con mirada sagaz el señor L. observó la callosidad violeta del dedo medio.

-Escribe usted a mano, ¿verdad? Hábito irreprochable, es más permítame felicitarlo. No hay como escribir con su propio puño y letra... después, si se quiere, porqué no, podemos utilizar la máquina... Disculpe que no le ofrezca una silla, usted sabe que nos encontramos en plena mudanza y, para nosotros, lo más importante es tener las cartas y los expedientes en orden.

El señor L. sonrió benevolente al mirar su reloj, apoyó sus dedos sobre el escritorio y prosiguió solemne:

-En contra de nuestra costumbre, nos vimos obligados a enviarle un telegrama para solicitar su presencia. ¡Hecho inaudito!, créame. Quebrantar las reglas nos fue muy penoso. Hubiéramos preferido una carta, pero la urgencia del caso lo ameritaba... No se podrá quejar, la redacción del telegrama se hizo con el más riguroso estilo que exige el género: síntesis y claridad absoluta... pero, entremos en materia querido amigo; lo mandamos llamar por dos razones: la primera, para participarle los avances de este Centro y la segunda... bueno, usted habrá sacado sus conclusiones. Antes que nada, quiero aclararle que todos los pormenores se le harán llegar por carta a vuelta de correo. Nuestra reunión tiene exclusivamente un carácter informativo muy general... No se impaciente amigo mío, todo por orden, usted bien sabe que la estructura es lo primero.

El señor L. destapó el frasco de porcelana que siempre tenía sobre su escritorio, introdujo una cucharita de plástico y sorbió un poco de miel de abeja. Al sentir que lo invadía un aliento aterciopelado, su voz procuró acariciar cada palabra.

-Nuestra Mesa Directiva, a través de la Secretaría General de la Sección Cuarenta y Cinco, a mi cargo, se complace en informarle el éxito sin precedentes que ha tenido nuestro Centro, del que usted, sin lugar a dudas es un miembro distinguido. Cada día nuestro Centro se extiende incontenible, ganándose la confianza y respeto de nuestros asociados. Con decirle que ya en cualquier rincón del país, contamos con una Sección autorizada y en comunicación permanente con su Centro Madre. Tenemos Secciones regionales, municipales y de distrito que cubren prácticamente todo el territorio nacional... ¿No se alegra usted?... ¡Imagínese! cada hora recibimos un alud de cartas... Nuestra Mesa Directiva, con gran visión y después de acaloradas discusiones, aprobó la formación de un Instituto de Investigación con los mejores cartistas del mundo, que se encargarán de estudiar con profundidad el contenido de nuestro gran archivo, para después, publicar una antología semanal, que a petición de los asociados se les enviará por correo sin costo alguno. También se dispuso la creación de un Departamento de Archí bonhomía por computadora. La modernidad amigo mío... la modernidad.

Con la mirada atónita, el hombre del impermeable permanecía de pié, como un fantasma en su ambiente. El señor L. le ofreció un respiro cordial. Limpió su monóculo. Sacó la carta de un fólder y esperó a que llegara la inspiración.

-Amigo mío, ha llegado el momento que a usted más le interesa. Supongo que habrá intuido lo que voy a decirle... Tómelo con madurez, ¿quiere? Su carta ha sido rechazada. Vamos no se desanime... esto es así. Le aseguro que haremos todo lo que esté de nuestra parte para solucionar el problema... Su carta fue recibida por el Departamento de Estilística, el veinticuatro de febrero del año en curso. Después de un concienzudo análisis, y con sus respectivas acotaciones y sugerencias, se turnó a la Secretaría General. Yo personalmente la he leído con mucho cuidado y estoy de acuerdo con nuestro Departamento de Estilística. Amigo mío, usted se ha despeñado. Un error imperdonable, elemental... ¡Su carta ha perdido al sujeto!... No se preocupe, esto suele pasar... Nuestros expertos lo denominan error por ofuscamiento. Yo para serle sincero, califico ésta perdida del sujeto con más severidad. Usted ha cometido el error del testarudo. ¿No haberse dado cuenta de la pérdida del sujeto, porque me imagino que usted relee y corrige su carta antes de mandarla? En fin... no se preocupe. Su problema tiene solución... Lo que más me agrada –se lo digo de manera confidencial- es la inutilidad y obsesión del contenido. Una de las virtudes más caras de éste Centro, se encuentra precisamente en las cartas que nos dan a entender la inutilidad de la escritura, la obsesión en sí misma, la pérdida total de cualquier interés que no sea escribir. Egoísmo fascinante, ¿no cree usted?...

Conmovido por sus palabras, el señor L. sacó su libreta de apuntes y escribió con gran soltura: “obsesión más inutilidad, igual a escritura. La escritura es directamente proporcional al egoísmo que la provoca”. Guardó su libreta y continuó en tono familiar:

-¡Sí usted supiera la cantidad de cartas que he leído! Se sorprendería, se lo aseguro. En mis cuarenta años de servicio, he visto desaparecer familias enteras, ¿digo familias? Generaciones se han perdido por una obsesión. Mundos se inventan y se destruyen al mismo tiempo. Suicidios, abandonos, homicidios. La relación humana pierde sentido. ¡Imagínese! Y esto lo sabe mejor que yo, que de buenas a primeras un individuo lo deje todo: esposa, familia, amigos, trabajo; porque decide que la única finalidad de su existencia se encuentra en escribir sus propias cartas, pensar que el mundo sólo le pertenece al escribirlo... Usted se preguntará ¿cuáles son los temas más frecuentes?. No existe respuesta. Me he encontrado, desde la transformación de un individuo por tener una piedra en el zapato, hasta la perdida total de la identidad. Nada se escapa a la obsesión amigo mío... nada. Según veo en su expediente, usted ha enviado treinta cartas. Debe estar tranquilo, su existencia no es tan inútil... Sólo me resta recordarle que a la mayor brevedad posible, le enviaremos por escrito el estado que guardo nuestro Centro; los éxitos y proyectos para éste año; la lista de todos lo asociados, así como de sus direcciones.
La carta rechazada no se la podemos entregar en éste momento, usted la recibirá junto con otra, donde se amplía nítidamente el motivo del rechazo... Quiero ofrecerle de nuevo la disculpa de nuestra Mesa Directiva y la mía en lo personal, por haberlo citado a través de un telegrama. Le aseguro que no se repetirá.

El hombre del impermeable se alejó muy despacio, mientras fijaba en su memoria la imagen del frasco de porcelana, que obsesivamente contempló todo el tiempo.
Con una satisfacción refulgente, el señor L. arregló los papeles de su escritorio, limpió su monóculo y presionó el botón del conmutador.

- Señorita, haga pasar al expediente dieciocho... ¿No me escucha?... Que pase el expediente dieciocho.
- ¿Qué nombre?
El mundo estalló en los oídos del señor L. tiró el monóculo, derramó la miel sobre el escritorio.

-¿Cómo es posible que corrompa la razón de ser de nuestro Centro? Es inconcebible... ¿Quién la contrató?... Lo que importa señorita, escúchelo bien, lo que importa en éste Centro no son los individuos, mucho menos sus nombres. Grábeselo señorita, lo que importa son las cartas... únicamente las cartas.
Sergio Astorga.

Acuarela/papel 56 x 76 cm.