Tú estás montada en tu noche. No habrá que acomodar la almohada para buscar con tus manos en la oscuridad ese nombre de hombre que sabe a almizcle. Eras plena, no había sitio para otro cuerpo. Sabes que te quedaron noches por delante. Tu cintura habla de ti y de lo que resguardas. Sabes que ya no hay porcelana en tu vientre y sólo el arrebato de la llama abierta queda. De tus pantorrillas ya huyen los ojos de bohemia. Llevas contigo el triángulo de tu paraíso: tu nombre, voz e impericia.
No te lo repitas. Tienes una flor sin usar. Una mentira nueva y un espacio en tu armario para colgar el arraigo. Sí, repítelo, no eres vieja, te sobran lunas y espinas para cubrir con tus guantes negros. Tu piel esta curtida, no lo olvides. Y tu amor está en trozos de manzana, en romance con las orillas del otoño.
Duermes sin ayuda y sales a la calle deseando volver a casa. Sí, reconoces el sonido de tu risa, de tu cabello enredándose en el cuento de mañana. Si ese tiempo pudiese volver tu carne se cubriría de apatía. ¿Sabes qué te esperaría si el viaje que quieres resbalara en tus labios?
No habrá palabras que te salven. Nada sabes de la tibieza. ¿Recuerdas que tu niña la dejaste emboscada en otro estanque? No todo es tuyo, ni tu forma, ni el banquete, ni la música de los metales. Este moverte tan dueña no basta para que los peses llenen el estanque. Tu furia es la antorcha que te mantiene untada a la vida. No lo olvides, el cuerpo rígido en tu cama es el manso sueño que te asiste. No volverán los ladrones y tus ruidos cotidianos inventaran otra polilla. Ya tienes la noche tibia y no son estériles tus memorias.
¿Te provoca ser mujer otra vez?
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.
No te lo repitas. Tienes una flor sin usar. Una mentira nueva y un espacio en tu armario para colgar el arraigo. Sí, repítelo, no eres vieja, te sobran lunas y espinas para cubrir con tus guantes negros. Tu piel esta curtida, no lo olvides. Y tu amor está en trozos de manzana, en romance con las orillas del otoño.
Duermes sin ayuda y sales a la calle deseando volver a casa. Sí, reconoces el sonido de tu risa, de tu cabello enredándose en el cuento de mañana. Si ese tiempo pudiese volver tu carne se cubriría de apatía. ¿Sabes qué te esperaría si el viaje que quieres resbalara en tus labios?
No habrá palabras que te salven. Nada sabes de la tibieza. ¿Recuerdas que tu niña la dejaste emboscada en otro estanque? No todo es tuyo, ni tu forma, ni el banquete, ni la música de los metales. Este moverte tan dueña no basta para que los peses llenen el estanque. Tu furia es la antorcha que te mantiene untada a la vida. No lo olvides, el cuerpo rígido en tu cama es el manso sueño que te asiste. No volverán los ladrones y tus ruidos cotidianos inventaran otra polilla. Ya tienes la noche tibia y no son estériles tus memorias.
¿Te provoca ser mujer otra vez?
Sergio Astorga
Acuarela/papel 20 x 30 cm.
13 comentarios:
Tengo el corazón cortado en cuatro y en cada gajo están las pepitas de tu texto.
Muy hermoso, acuarelista.
Van abrazos van,
L.
Sergio, de la imagen te diré que me gusta por lo que se intuye, o se adivina, debido a la oscuridad.
Referido al texto-hay frases de una sensibilidad exquisita en él- te diré que para intentar hacerlo más mío lo que he hecho ha sido leerlo la tercera vez en primera persona. Nada que ver con las anteriores. Ha sido una forma de intentar meterme en la piel de esa mujer y percibir mejor sus sentimientos. He sentido una mujer de mi edad. En el otoño de la vida pero aun en la primavera de la pasión. Sí, estoy segura que desearía transformar esa noche tibia en una apasionada velada. Lo más seguro es que desearía recuperar aquellas maravillosas sensaciones placenteras de otros momentos ya perdidos. Mientras espera que eso ocurra, mira hacia atrás y plácidamente busca entre sus recuerdos.
Me han encantado algunas expresiones como por ejemplo “sabor a almizcle”, “porcelana en el vientre”, “colgar el arraigo”, “inventar la polilla”. Pero con la frase que sin duda me quedo es “Mi furia es la antorcha que me mantiene untada a la vida”.
Esta canción, a mi parecer, parece hecha para tu creación artística:
http://www.goear.com/listen/bf48a14/entre-mis-recuerdos-luz-casal
Un abrazo de felicitación
Abol, ¿el tic tac será el primer ritmo que conocemos? No es de guitarra este lamento y son los ojos que miran a ratos los desastres de la noche. Hay mucha cola, cauda, rabo oculto en este hoyo.
Vamos andando, andando con la letra acuestas y con dibujos en el bolsillo interno del chaleco.
Regresan abrazos regresan.
Sergio Astorga
Alicia, me gustan tus ejercicios de buceo o de vuelo según te encuentres a la orilla de la playa o del risco.
¿A qué edad principia el otoño en la mujer? ¿Cuándo le memoria asalta su presente? ¿O cuando las horas tatúan su cuerpo con bandas sonoras que perturban? ¿Cuánta violencia contenida, machacada, podrida?
Exonerar sus fantasmas y seguir bordeando su noche con nuevos nombres libres.
Me encanta que te lleves imágenes envueltas en papel de estaño.
La canción no la conocía y me la quedo que Casal me simpatiza.
Un abrazo agradecido.
Sergio Astorga
de vez en cuando me gusta visitar tu blog para darme un baño de bellísimo color :)
gracias y feliz año!
Sí, me provoca ser mujer otra vez después de una resurrección y con las lecciones aprendidas.
Es un bello texto lleno de nostalgia, sueños y memoria. Y la acuarela nocturna me encanta.
Un abrazo de noche.
Pues yo he buceado también pero soy torpe y me he perdido. No acabo de entender el texto. Es como si tuviera claves y símbolos a los que no puedo llegar. Pero no me importa. Me gusta tal y como está. Con el ritmo, con la cadencia de las palabras.
Y sí que me ha servido sumergirme en el azul cambiante y tornadizo de la imagen. Tres mujeres y una cuarta que se adivina detrás. O quizá el recuerdo o el antojo de un hombre o de una pareja.
Le he puesto música de Schnitke y me ha arrullado a ritmo de vals.
Un abrazo nocturno, querido Sergio y una genuflexión ante don Camilo Rubalcaba.
Qué bueno, Sergio, el texto y la acuarela.
Un beso.
Bramida, ese cuando me agrada sobre manera, aquí te esperamos y también te deseamos un año feliz.
Un abrazo con colorete.
Sergio Astorga
Maribel, el misterio femenino arropa y enfría al mundo. Si el renacimiento es posible, entonces podremos estar seguros que habrá aromas esperanzadores.
Un abrazo que te provoque no cambiar de opinión.
Sergio Astorga
Freia, es un texto que has leído muy bien, tiene claves, símbolos del yo y el tú; una voz narrativa que llega a la confidencia o al monologo, sueño y vigilia tal vez en el estado de duermevela, donde la consciencia fluye de dentro a fuera sin que se considere una lógica clara y filtrada.
Sumergirse en las apetencias nocturnas femeninas es un acto no de poco riego, literario, por supuesto.
Azules nocturnos en el abrazo.
Sergio Astorga
*el Sr. Rubalcaba ha regresado de vacaciones y lo pondré al tanto de tu salutación.
Olga, me entusiasma tu comentario ya que el buceo por las sensaciones es una de tus debilidades y hallazgos en tus poemas.
Tendré buen amparo, alguna de estas noches.
Un abrazo azul nocturno.
Sergio Astorga
Todo resulta inquietante, la acuarela, con esos colores nocturnos, ese juego con los recuerdos, con los tiempos verbales, con la descripción de un cuerpo grabado en la memoria del otro, esa especie de condena: "No abrá palabras que te salven."
Todo es inquietante porque obliga a repensarse, a mirarse al espejo, a hurgar en los recurdos.
Todo es inquietante menos la pregunta final que es toda una invitación para que él sea hombre otra vez.
Un abrazo inquieto.
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