Su inmaculado miembro fue triturado y puesto en salmuera como tributo a su antiguo reino. Con un sólo ojo se traga sus lagrimas. Le ha salido una cola con aguijón. Su cuerpo huele a fósforo y a cebolla machacada. Viperino, murmura palabras de una retórica arcaica. A pesar de su destino catastrófico, no pierde el humor y por obra y gracia de su vivo recuerdo se le mira en la Plaza de los Héroes de la Patria. (buscar en google map)
Si alguna vez te cruzas con él, acuérdate de que la semejanza es sinónima de arquetipo.
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