lunes, 12 de diciembre de 2011

Un refrigerio


A veces congelar el instante provoca que el tiempo de visión se prolongue indefinidamente.
Sergio Astorga
Tinta/papel

6 comentarios:

Alicia Uriarte dijo...

Es curioso que se hable de congelar un instante cuando ese instante único que generalmente queremos preservar suele ser cálido. Acaso sea por el intento de suspender en el tiempo el cúmulo de emociones y sensaciones para que no se difuminen por completo.

Un abrazo.

María Eugenia Mendoza dijo...

Congelas el instante con la llama de la ilusión de la permanencia eterna. Va un cariñoso abrazo.

Freia dijo...

Era un niña de 10 años cuando se me ocurrió la idea de hacer una fotografía mental de mi padre mientras comía. Era el mes de septiembre en Alicante. Abrí y cerré los ojos y guardé esa imagen en mi mente. Hoy tengo perfectamente presente esa imagen en mi cabeza y lo recuerdo tal y como era entonces y recuerdo los cuadros y el color de su camisa y el de su pelo y la actitud de llevarse el pan a la boca en ese momento.
He recurrido a esa imagen cientos, quizá miles de veces. Ahora, cuando hace casi 23 años que murió esa imagen congelada en mi cerebro impide que me olvide de cómo era su rostro. Y me alegro mucho por ello. En mi caso, la visión si se ha vuelto "casi" eterna.

Un abrazo nada congelado, Sergio.

Sergio Astorga dijo...

Alicia, los estados de la materia emocional son extravagantes, paradójicos, lo que es frio es cálido, lo que es veloz es calmo.
La imágenes poéticas se sustentan, al menos las que yo procuro, en buscar de manera natural lo singular en su pluralidad, lo que filtra los opuestos (noche-día, amor- odio) y los convierte en otra manera de ver la realidad que no excluye a la primera, la obvia, y tal vez la enriquece o la alerta.
La carga de contenidos es múltiple, no existe condición de moralina, la imagen congelada puede ser brutal o bienhechora, así de fuerte y estrecha es su convivencia.

Abrazo suspenso.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

María Eugenia, ¿te acuerdas de Gaston Bachelar y su libro “La intuición del instante”? La evocación de esos momentos y su permanencia me apuran, me preocupan y me colman.

Cariños de abrazo también.
Sergio Astorga

Sergio Astorga dijo...

Condesa serenísima, a usted descrito, con esa elegancia tan suya, el fenómeno o el prodigio de la memoria y su sensación emocional. Todos los sentidos se alerta y se fijan, se adhieren, se ayunta, vamos, copulan permanentemente es un mismo espacio que se estira y se expanden como… es nuestro universo.

Mis respetos y mi abrazo permanente.
Sergio Astorga