Ella, dormida sobre el agua y el ruiseñor cantando del otro lado de la muralla. El haz solar quedó prisionero cuando en el reflejo, las claridades se estamparon en la retina. Abandonada, cubierta de cicatrices de agua
azul cian, se gastan los caminos.
Los sapos que la rondan, no consiguen despertarla. Ningún beso ha dejado la saliva cierta.
El ruiseñor sigue ufano dando trinos. La disciplina de la imagen no se inmuta y todos, expectantes, esperamos a que algún día se despierte y nos mire nuestra cola anfibia de aristócratas.
Sergio Astorga Fotografía: à Casa de Mateus,
a Mulher adormecida de João Cutileiro
2 comentarios:
Sergio, una imagen admirable representando la escultura de un autor para el que "El arte sirve para hacer memoria" y "Vive respirando el polvo de las influencias de una vida".
Bello texto con el que has acompañado y, una vez más, pongo la música:
http://www.youtube.com/watch?v=yJxUqrWdUQw&list=FLC6c64lY2qy5GXVZ7M22HVQ&index=40
Un abrazo.
Mi querida Alicia, tu capacidad de búsqueda no me dejará de admirar. Has ido al mismo palacio de Mateus.
La música de Morricone empalma bellamente.
Gracias.
Te visito, he estado atareado con el cambio de sistema operativo en el Abarrote.
Abrazos de memoria.
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