Todo apuntaba al goce extraño de encontrar la dirección. Caminamos cubiertos con el celaje de los recuerdos. La tienda de Doña Rosita, ya no estaba, ni el el taller eléctrico del Maestro Artemio, ni aquel candente departamento de masajes y galopes varios. Un relieve de memoria finge encontrar lo que ya no vive. Era inútil quedarse. Sólo el regazo de la arruga del retorcido presente nos subyuga. Un plomo en la frente y un fósforo enciende lo que nunca regresa. Todo apuntaba al camino de buenos pensamientos. Todo.
SANTA POLA
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Hemos perdido la capacidad de no hacer nada y de deleitarnos con la simple
observación. Las vacaciones se han convertido en un estresante periodo de
mal...
Hace 1 día.
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