Nunca había nacido la mujer que torciera el pescuezo de la letra B como Baldomera. Dedos fuertes y soberanos apretaban hasta el ahogo. Ciencia cierta la suya. Las Bes encogían sus barrigas y corrían despavoridas por el abecedario.
Aquella noche de azul sosiego, se escuchó un berrido que aterrorizó a la academia. Baldomera estaba grávida de V.
Hoy se conmemora el bicentenario de aquel apretón violatorio a su vecina en consonancia.