Se le enredó su otra vida. Similar a las postales que vendían en Puerto Escondido. Hay cosas que no cambian, las imágenes dejan marcas en el cuerpo, se saben de memoria su importancia. El horizonte se le llenó de contorno; su bautizo salado es su huella. Su recuerdo es de su cauda.
Sólo es el juego de sus estaciones.
Entiéndela
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