- Exageras. Las cosas son cosas. Se compran, se usan y se tiran.
-Las cosas chupan el carácter de su dueño. Te digo. Así como los animales, se parecen tanto a las personas con las que viven que se personalizan.
-Exageras, ¿cuándo se ha visto tal cosa?
Mi café se enfriaba, sentado en mi mesa de costumbre con mi periódico y mis notas de las ventas del día anterior, no podía evitar escuchar la conversación de dos hombres que estaban sentados a mi lado. Podía distinguir en uno de ellos una cicatriz, todavía encarnada, correrle a lo largo del cuello. Tenía una cara larga, escurrida, como si la viéramos a través de un vidrio mojado; el otro tenía una cara ancha y una voz sonora como de tambor militar.
-Te digo. Yo puedo demostrarte. Tengo ejemplos inapelables. Las cosas toman el carácter de sus dueños.
-¡Que terco!
-¿Recuerdas a María Paredes?
-¿La que murió de pulmonía?
- No murió de pulmonía. Murió de rencor.
-¿De rencor? Yo fui al hospital y hablé con el doctor que la atendió.
-María Paredes era una mujer envidiosa, ¿no? Deseaba siempre los vestidos de sus hermanas. Pues uno de esos vestidos la asfixio.
La cicatriz parecía que reventaría en cualquier momento, el de la cara ancha jugaba con una pluma roja mientras respiraba complacido.
-Es una historia estúpida. Cada día estás más loco. Se te está enfriando la cabeza. Deberías comprarte otro sombrero.
-¿No me crees? Es natural. Pero yo vi como uno de los vestidos la asfixiaba. Las cosas tienen vida. ¡Mírate! Desde que mojaste tu cachucha estás como ella, escurrida y sin color. No puedes negar la evidencia.
-Es absurdo, es como si me dijeras que tú perdiste la razón por tener la cabeza al descubierto desde que perdiste el sombrero o que estás más gordo porque tus pantalones se ensancharon
Mi café estaba helado, mi trabajo sin hacer y yo no podía irme sin saber en que terminaría la discusión. El tipo de la cara escurrida tomaba agua y el gordo un vaso de leche.
-Tu mismo lo has confirmado, el gato tiene las mismas pestañas que Mario y el gato tiene la misma manía de rascarse la nariz, de una forma, diríamos humana. Doña Rosa tiene la misma cara de su perra y el mismo olor.
-Tu lo has dicho: animales y personas, eso es común. Son seres vivos. Las cosas son cosas.
-Las cosas se humanizan. Observa a ese paraguas, tiene la misma forma de su dueño; y que me dices de José, tiene la misma cara de sus platos, y esa niña, mira como el vestido se pega a sus caderas.
-Cada día estás más perdido. ¿Pusiste el anuncio en el periódico?
-Si. Toda la semana.
-¿Te han llamado?
-No.
-¿Fuiste claro en el anuncio?
- Hasta ofrecí una recompensa. Aquí tengo el anuncio: “A la persona que encuentre mi sombrero castaño brillante con las iníciales BC en su interior será gratificado. Por favor comunicarse…”
Traté de disimular mi sorpresa. Salí rápidamente del café. Oculto en el abrigo un reflejo luminoso perfilaba el sombrero.
Sergio Astorga.
Acuarela/papel 20 x 30 cm.
20 comentarios:
...Chapeau bas !
Mire que últimamente me fallan las cosas y este trastito sobre el que tecleo no me deja enviar los mensajes. Me gusta mucho. Permisito para ponerlo entre mis historias.
Abrazo de casicosa.
Izaskun
Me ha parecido precioso lo de tomar el temperamento, no se me había ocurrido; toma el uso y el desuso, los olores....pero el temperamento es más amplio y quizá sea otro tipo de molécula de la que se va impregnado el objeto y que no había reparado. Sabía que la ropa hay que hacerla de uno, como domesticarla, para que sea una con la persona. A veces, me lleva algún tiempo ponerme una prenda de ropa, necesitamos adaptación como el cole.
Bello su texto.
Inuits
Las cosas se humanizan...Es verdad y guardan en ellas el alma de quien las tuvo. por eso nos gusta heredar algo de quien amamos o guardar objetos asociados a un recuerd feliz.
Besos Sergio
Enezîl, gracias por tu comentario y visita.
Un abrazo con chapeu.
Sergio Astorgo
Izaskun, tienes mi afecto y mi permiso,y espero que los duendes traviesos ya no te escondan las cosas, que tal amrrarle un listón de colores a San Antonio para que los encuentres, no sirve de nada pero la imágen popular es muy bella.
Un abrazo encontrado.
Sergio Astorga
Querido doctor Sergio:
Permítame que le explique mi caso, a fin de que pueda darme su más sincera y profesional opinión. Hace un tiempo (meses, quizás) que perdí uno de mis antojos. Y sí, doctor, confieso que fue "uno" de ellos, ya que siempre llevo algunos en los bolsillos, porque me cambian el día a día, doctor: llevo antojos de sonrisa al desconocido, de abrazo al amigo reencontrado, de cariño con el recién llegado... Pues resulta que perdí uno de ellos, sí, irremediablemente, porque no lo encontré por ningún lado. Me sentía extraña sin ese antojo mío, como desconchada, por lo que busqué un remedio efectivo, y así es como llegué a sus Antojos, doctor Sergio. Y aquí me quedé, porque, como tenía un huequito por llenar y aquí encontré antojos de mil colores y de cientos de palabras, me sentí bien y completé el vacío que dejó mi antojo perdido... Tan bien me sentí que ahora me he convertido en una adicta a sus antojos, que se me salen ya de los bolsillos, junto a los míos, de tan llenos.
¿Qué me aconseja, doctor? ¿Qué le dice su profesionalidad?... ;)
Abrazos de paciente...
Sergio, desde que leí una entrada de Maribel, la palabra "cosa" me martiliza, es como un coco. Siempre que la escribo o la leo me viene Maribel a la cabeza. Tendré que hacérmelo mirar...
Un abrazo como una casa(que no es cualquier cosa :P)
Un relato delicioso, Sergio.
¡Qué imaginación tienes! Me das una envidia...
Inuit,bienvenida a los Antojos, no puedo evitar preguntar, por tu nombre si eres decendiente de las regiones árticas de América, Groenlandia o Siberia, si es así sabrás que el animismo es muy literario, si pensamos que la relación entre las cosas o fenómenos no está en su funcionalidad, sino que a la relación mágica.
Es verdad a veces es la hechura, a veces es el color, o la efectividad pero la relación con nuestras cosas es íntima e intensa.
Un abrazo anímado.
Sergio Astorga
Marisa, sin llegar a fetichismo, las relaciones con las cosas es emotiva y a veces miméticas, que la cotidianeidad no dispersa y son los otros lo que lo notan.
Los recuerdos felices tienen cuerpo, paradoja de de la ausencia.
Un abrazo hoy.
Sergio Astorga
Raquel, infelizmente mi doctoramiento en ciencias ocultas se ha mancillado, sí, los astros ya no son lo que eran, el zodiaco ya no está donde estaba, ya no coiciden ni las casas, ni los trinos y los ascendentes ya decendieron a los avernos. Sin embargo, ya que tu paciencia es proverbial, me atrevo a sugerir envuelto en hojas de parra y exhalando vapores de ecucalipto que, el extravío de tus ante-ojos puede tener dos explicaciones y cuarenta variables. Ser antojadiza, te convierte en un temperamento coqueto, ya que el antojo es provocado por el deseo; no confundir, el apetito es orgánico, pero el antojo es espiritual y como le digo a mis pacientes lectores y veedores un poco de ruda en la sienes para empezar. Como me decía mi abuela unos chiquiadores de cebolla no estarian mal si te ganan las ansias, mala cosa eso de la ansiedad, si alguna vez tienes este padecimiento te recomiendo el remedio de mi tía Bertha: un poco de canela, una cabeza de ajo, una cucharadita de vinagre de manzana, bien machacadito el ajo, lo mezclas, lo cubres con una tela de algodón azúl y lo pones debajo de tu almohada cada tercer día y veras, santo remedio.
Espero que tu adicción no rebase tus propios límites y recuerda comer frutas y verduras.
Un abrazo ya sin doc.(estoy en mi año sabático)
Sergio Astorga
Sergio ASTORGA
Fátima, esa es la cosa, que cuando te agarra la cosa no hay manera de safarse. Por eso cada cosa en su sitio.
Como sabes no hay cosa más desagradable que las cosas fuera de su lugar.
Cada cosa con su tema, porque una cosa es tener las ideas claras y otra cosa tener un desbarajuste.
No sabía que Maibel tuviera problemas con las cosas o es que las cosas de Maribel te llenan tu cabeza de cosas. La verdad es que en estos tiempos hay cada cosa!
Gracias por ese abrazo de casa, ya me hacían falta estas cosas del afecto y claro que no es cualquier cosa, por eso me encuentro en un dilema, que te parece si escoges una cosa, no muy grande, como regalo, si te parece me dices cualquier cosa.
Sergio Astorga
Lola Mariné, gracias por tu comentario.
La imaginación es como un músculo de la intuición, es poner lo que sabes con lo que descubres.
En una bolsa pones escritas palbras en papeleitos y en otra pones los antónimos y después cierras los hojos y sacas con la mano derecha de una bolsa y con la izquierda los papelitos de la bolsa contaria y después los unes y comienzas a escribir lo que sabes de esas palabras.
Todos los días juegas éste juego y poco a poco vas teniendo boslas más grandes y pliegos enteros.
Un abrazo imaginario.
Sergio Astorga
Con tantos casos y tantas cosas a mi se me antojan unas cuantas, releer ahora cuando acabe el relato, llevarme la acuarela que para no ser más original que otros días me encanta y decir que este blog es ya de por si todo un antojo, menos mal que podemos compartirlo, si no creo que ibamos a tener más de un problema.
Fantástico Sergio, yo me lo quiero llevar, puedo?...
Un abrazo con cosas de colores.
Triana, como dirían las abuelas, cosas de la puritita vida real, fijate, en éste momento se me anoja una manzana, pero el bodegón ya pasó, asi es que la definición del antojo, que está al inicio de éste blog coincide: un antojo es la cicatriz de un deseo.
Por tanto entre más antojos mas cicatrices, me estoy poniendo dramático, Triana, llevatela por supuesto.
Un abrazo con todo y sombrero.
Sergio Astorga
Pues sí, las cosas tienen su peligro. Imagínate, como diría Millás, que a la cosa se le cae la "s" y no tenemos otra de respuesto, entonces le colocamos una "p". No es lo mismo llevar un montón de cosas encima que un montón de copas, lo segundo resulta más peligroso para andar derecho. Claro que también puede ocurrir que se caiga la "o" y tengamos que ponerle una "a", en cuyo caso, de una simple cosa pasamos a tener una casa, y eso ya son palabras mayores. Si se nos cae la "c" pero conservamos una "r", ya tenemos una bonita rosa para San Valentín. En fin, que las cosas me abruman y últimamente ando en demasiadas cosas como para tener tiempo de tomarme una copa o de regalarme una rosa, lo que sí podría hacer, ahora que lo pienso, es vender mi casa.
Estupendo relato. Felicidades.
Un abrazo en forma de cosa.
Maribel, pues sí, has tenido muchas cosas en que preocuparte; yo creo que es por que todo ocurre en febrero y no hay cosa más grata que estar en el mes que a uno le gusta, ahora eso de perder las letras puede parecer poca cosa pero como tu dices no lo es, imagína que se te pierde la "c" tendrías una osa que por cuestión de genero no tendría problema pero si mudas tendrias oso y hacer el oso es mala cosa, y si en vez de la "c" ponemos una "l" ya la cosa se complica, porque no es lo mismo pensar que las cosas son una losa, que la osa se llevó mis cosas, y si no puedes pagar tu casa y nadie te regala una rosa y corres el peligro de hacer el oso es mejor como dices, pensar bien las cosas, y por cierto, no eataría mal beber una copa, haber si mejoran las cosas.
Una casa para tu abrazo, digo, una rosa para tu casa.
Sergio Astorga
¿Por cuanto tiempo guardará el sombrero?
Hasta que pierda su brillo, se comience a parecer a Ud. seguramente y pase a ser uno entre tantos.
Mis saludos y abrazos desde Chile
Sylvia, cierto es, cuando se nos acabe el brillo, gran colapso, la segunda ley de la termodinámico será nuestra morada.
Otros tal vez ya viven en la mediocridad desde hace tiempo y no les incumbe estas delicadezas.
Un abrazo brillante.
Sergio Astorga.
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