Su mayor intensión, porque la vida es una intensión, le decía a su esposa, es enchufarse con otro. Pudiendo ser el otro, una cosa, cualquiera. No importa tamaño, ni peso. Estar conectado, mujer ¿percibes?. El señor Hilario, acatarraba a su esposa, que con la paciencia del desinterés, lo escuchaba en sus largas y sinuosas peroratas.
Si mi realidad es una y la realidad de afuera es otra, necesitamos enchufar. Así como enchufas el televisor o la radio. Los desconectados, son individuos sin ligadura. No vibran en la misma frecuencia. Bueno, pero que tal si ellos son trifásicos, no pueden enchufarse con facilidad, necesitan una realidad diferente. Por eso es importante tener versatilidad, tener varias entradas, un condensador mental para no sufrir un apagón.
Nadie dudaba que el Señor Hilario tuviera buenas intenciones pero a veces era tal su vehemencia discursiva que los demás acababan por desenchufarse.
Es evidente que el Señor Hilario se fue quedando aislado y su esposa, con la intuición ya muy domesticada, el día de su cumpleaños le regaló libros de astronomía para que pudiera enchufarse a una realidad mayor.
A la semana siguiente, el Señor Hilario, ya repuesto, le decía a su esposa cuando se comía la sopa de tallarín: La intuición del mundo se sustenta en una realidad cósmica. Si no te enchufas con eso, pierdes tu tiempo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario