Como mariposa de fierro
el techo respira luz,
Para el letargo
no hay reflejo.
Para la voz
el hueco del sonido.
Uno quiere quedarse a vivir
entre los fierros.
Y soportar todo el peso
con los hombros.
Al fin de cuentas
uno siempre busca amparo
cuando tiene domingo la mañana.
Fotografía: techo en el andén de la estación de São Bento, Porto Portugal
2 comentarios:
Me encanta la conjunción de la literatura con la arquitectura. Muy bien expresado!
Construir en el espacio es tan atractivo que parece que tocamos esta tercera dimensión que el papel no posee.
Abrazos cimentados.
Gracia por venir a los Antojos.
Publicar un comentario