martes, 15 de agosto de 2017

El Señor Caja


El Señor Caja, amaneció torcido dentro de su casa. Tiene el pescuezo delgado. Él es como la baraja, según la mano se comporta. Él, quiere ser paloma. Lineas y colores quiere tener y un cielo y un mar entero quiere tener, como aquellos collados de muchos nombres donde llegan los azules del caribe. Él, se hace y deshace como un origami de papel. Se ha comido la palabra para poder tener el cuerpo de goma. Si le hablas te escucha y te dice cosas letales, por ejemplo, que vas ha tener una cabra por hijo y a una marmota por vecino. Ya ves, no tiene tiento para decir. Él, tiene los huesos como el del pez y mucha eternidad en los ojos y eso, le da derecho ha hablar así.
En su casa se hace añicos el aire y un farolito alumbra la entrada, pero sólo te ilumina la cintura. El señor Caja conmueve, la luna es su cómplice cuando gira como abanico y por las ventanas de sus casa entra esa luz fresca como de banderolas agitadas. Se sabe las tablas de multiplicar y sumar mentales cantidades y como has visto, en su casa no existen las cerraduras. Cuando lo visites no lo contradigas y míralo desde sus múltiples perfiles y remonta esas ideas tan cortas de mirar el mundo con un sólo ojo. 

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