Aburrida de dar vueltas zumbando en mi sopa, realiza un giro descomunal. Retoma la ruta del florero a mi plato y se posa en la cuchara. El tiempo se detiene y los vapores de la sopa parece que la narcotizan. Intento, en un movimiento espontáneo, darle alcance. El instante se congela, el espacio se comparte y esa línea ilusoria se quiebra y ella despega con su sabia rapidez. Revolotea triunfante por el plato con una superioridad antipática. Por fortuna tengo un instinto doméstico y nada ma perturba. Voy por un poco de miel y la unto en un pan. Espero el aterrizaje en un ambiente más propicio para la palma de la mano y propinar el manotazo final. No tengo urgencia.
TARJETA NAVIDEÑA
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El domingo estaba paseando por el parque Lo Morant cuando vi a una mujer
sentada a la sombra de un ficus. Apoyaba la espalda en el tronco, lucía
unos casco...
Hace 1 día.




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