Todo es relieve cuando se alcanzan los siglos. Las almas tiemblan en su viaje. Vagan. Yo respeto las hogueras, el fulgor que se apaga con el amante desolado. La brisa parda, la garza blanca y ese olvido injusto de justicia.
Un día, la tierra de tan vieja se detendrá y no habrá Roma. Y todo será distinto por entero.
Para contarlo de nuevo con ojo airado.
Fotografía: templo de Diana. Évora, Portugal
2 comentarios:
me gusta el romance de tus letras
Gracias. Un fuerte abrazo.
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