Con la cortina levantada, el piso trapeado; las anaqueles plenos, las gavetas atiborradas y el nicho del talante bien crinado, este Abarrote, resistente como el bacalao seco, nunca fresco, machaca su gratitud por su preferencia y sancocha, marina, adereza sus mejores deseo, léase Antojos, para que los tres tiempos que vivimos al unísono estén rebosados de la curiosidad, ya ganada en navidades, y ahora acompañados por una guarnición de afecto para que con el digestivo de la tolerancia podamos crear otro tiempo: el cuarto, que todavía no lo cocinamos como se debe y pensamos que es producto del exotismo, pero ya verán que tiempo al tiempo, lo tendremos para estar como uno miembro mas de nuestra temporalidad.
Alzo mi copa con ustedes y al mismo tiempo festejemos por el tiempo entre los vivos.
Abrazos bien temperados aunque me hayan robado el clavecín.
Sergio Astorga